¿Un candidato se puede presentar a la investidura sin tener claro el apoyo del Parlament?

Jordi Sánchez aseguró que el candidato a un debate de investidura tiene que tener una mayoría solvente. ¡Hemos mirado qué dice la ley y qué precedentes hay!


El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Sánchez, aseguró en una entrevista en el diario Ara (en el minuto 25:26) que en el Parlament de Catalunya un candidato solo puede acceder a un debate de investidura si tiene “una mayoría que el presidente de la cámara considera solvente”. En relación con un posible debate de investidura del número 1 del PSC, Salvador Illa, se preguntaba “con quién conseguiría los 68 escaños necesarios”. Actualmente, también suena como posible pacto de investidura una alianza entre ERC, la CUP y los Comuns o la reedición del acuerdo entre ERC y JxCat. Hemos ido a mirar qué dice la ley y qué precedentes hay. Os lo explicamos.

Las “máximas posibilidades de ser investido”

El artículo 4 de la Ley de la presidencia de la Generalitat establece que diez días después de la constitución de la legislatura o de los supuestos en que haya que escoger nuevo presidente, el presidente del Parlamento “tiene que proponer al Pleno un candidato o candidata a la presidencia de la Generalitat” después de haber consultado los representantes de los partidos y grupos políticos con representación parlamentaria. La ley, por lo tanto, no fija ni delimita las condiciones que se tienen que dar para que un diputado sea presentado como candidato a la investidura.

En este sentido, un informe jurídico sobre los plazos legales y estatutarios relativos a la investidura del presidente de la Generalitat elaborado por los servicios jurídicos del Parlamento el enero de 2018 afirmaba (en la página 8) que el presidente del Parlament tiene que proponer el candidato que “tenga las máximas probabilidades de ser investido por el hecho de reunir el máximo apoyo parlamentario posible, atendida la composición de la cámara”. El informe añadía que “resultaría inconveniente que el presidente del Parlament actuara, por ejemplo, formulando propuestas inviables, de forma que acabara precipitando la disolución automática del Parlament”.

¿Y qué son las mayorías necesarias? El candidato tiene dos vías para ser investido presidente: tener la mayoría absoluta (68 escaños) en una primera votación o tener mayoría simple (más síes que noes) en la segunda vuelta. Quim Torra, por ejemplo, fue investido en segunda vuelta gracias a las cuatro abstenciones de la CUP y Carles Puigdemont, en cambio, lo fue con mayoría absoluta.

Lo más habitual a lo largo de la historia ha sido que se cumpliera lo que afirmaba Jordi Sánchez, es decir, los candidatos propuestos han tendido a tener una mayoría parlamentaria suficiente para ser investidos. Ahora bien, hay precedentes de dos candidatos que se sometieron en debate sin tener los apoyos garantizados y que, como que no fueron investidos, se inició  el reloj de dos meses hasta la disolución automática del Parlamento.

La no investidura de Mas en 2015

Antes de 2015, no había habido ningún candidato a la investidura que hubiera perdido las dos votaciones. El primero fue Artur Mas, el presidenciable de Junts pel Sí a las elecciones del 27 de septiembre de 2015. JxSí tenía 62 diputados, a seis de la mayoría absoluta y uno menos que toda la oposición (sin contar la CUP). Por lo tanto, las diez abstenciones de la CUP no eran suficientes. Igualmente, en noviembre de 2015, la entonces presidenta del Parlament, Carme Forcadell, propuso a Mas como candidato, pero la CUP votó que no y empezó la cuenta atrás de dos meses antes de la disolución automática de la cámara.

Semanas más tarde, la CUP mantuvo su negativa: la Asamblea Nacional Extraordinaria acabó en empate a 1.015 votos y al cabo de unos días el consejo político de la CUP y su Grupo de Acción Parlamentaria ratificaron el ‘no’, pero la formación se mostró  abierta a investir otro candidato. Después de la enésima negativa de los anticapitalistas, la CUP y Junts pel Sí llegaron a un acuerdo y Artur Mas hizo un “paso al lado” y propuso Carles Puigdemont como candidato. La CUP, que presumió de haber enviado Artur Mas a la “papelera de la historia”dio luz verde a la investidura de Puigdemont, que va se produjo pocas horas antes del final del plazo para convocar elecciones automáticas.

La no investidura de Turull en 2018

Ahora hace tres años, se repitió un escenario muy parecido con el debate de investidura de Jordi Turull. El entonces diputado de JxCat fue propuesto como candidato a la investidura, pero no consiguió la mayoría absoluta necesaria en la primera vuelta, puesto que los cuatro diputados de la CUP se abstuvieron (se puede consultar en el Diario de Sesiones del pleno y en el video del debate).

Al día siguiente, en el día de punto muerto entre la primera y la segunda vuelta del debate de investidura de Turull, el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena acordó prisión provisional incondicional para él y para Forcadell, Romeva, Rull y Bassa. Esto impidió a Turull presentarse a la segunda vuelta e hizo que Roger Torrent tuviera que suspender el debate de investidura. Aun así, la CUP ya había anunciado que mantenía las cuatro abstenciones, que igualmente no habrían servido para que Turull fuera investido. En aquel momento, Ciutadans, el PSC, los Comuns y el PP sumaban 65 votos y JxCAT y ERC tenían 66. Ahora bien, el Tribunal Constitucional había impedido a Carles Puigdemont y aToni Comín delegar su voto (como sí que habían podido hacer los diputados presos) y por este motivo la mayoría de JxCat y ERC había quedado reducida a 64 votos, uno menos que la oposición y, por lo tanto, no era suficiente para investir Turull.

Un mes y medio más tarde, en la investidura de Quim Torra, la CUP se volvió a abstener, pero Puigdemont y Comín sí que pudieron votar después de que el Tribunal Constitucional les permitiera delegar el voto, y los 66 votos de JxCat y ERC superaron los 65 de la oposición para convertir Torra en el 131.º presidente de la Generalitat.

Un vacío legal si no hay candidato

Como se hizo patente después de la inhabilitación del president Quim Torra, la Ley de la presidencia de la Generalitat no prevé el escenario en que el presidente del Parlament no pueda proponer un candidato por falta de acuerdo o por voluntad política de los partidos. En este punto, hace cuatro meses el Parlament se tuvo que remitir a la doctrina del acto equivalente a la primera votación de investidura fallada, elaborada por el Consejo de Estado, que en 2003 consideró que “la realidad cierta que no existen plazos hábiles para que la votación se produzca, precisamente por la falta de un candidato que esté dispuesto y en condiciones de solicitar y obtener la confianza de la Cámara, es de efecto equivalente a una votación fallida para la investidura”.

Y esto fue lo que pasó en octubre pasado después de que el president Torra fuera inhabilidado. Roger Torrent inició una ronda de consultas con los grupos parlamentarios para comprobar si había algún candidato con opciones de ser investido y, viendo que no, Torrent comunicó en el Pleno “la imposibilidad de proponer un candidato para ser investido presidente” (se puede consultar el debate que se derivó en el Diario de Sesiones y en el Canal Parlament). En aquel momento empezó la cuenta atrás hasta que el 22 de diciembre el Parlamento se disolvió automáticamente y se convocaron las elecciones para el 14 de febrero.

Seis presidentes, doce votaciones ganadas y siete perdidas

Desde la restitución de la democracia en Catalunya después de la dictadura, se han investido seis presidentes de la Generalitat. Los únicos que no perdieron ninguna votación de investidura fueron Pasqual MaragallJosé Montilla y Carles Puigdemont, que fueron investidos por mayoría absoluta en primera vuelta.

El candidato que recibió más apoyos fue Jordi Pujol el 1984, con 87 votos a favor de CiU (que tenía mayoría absoluta), Alianza Popular y Esquerra. Cuatro años antes, Pujol había sido investido en segunda vuelta gracias a los votos a favor de CiU, la UCD y ERC.

Durante los 23 años en qué fue president de la Generalitat, Jordi Pujol fue el president con apoyos más diversos. El 1999 fue investido por sexta vez con el sí del PP y la abstención de ERC. La abstención de los republicanos no era imprescindible, puesto que los votos de CiU y el PP llegaban a los 68 escaños que marcan la mayoría absoluta. La investidura con más abstenciones fue la del 1995, cuando Pujol reeditó la presidencia con los 60 escaños de CiU y las abstenciones del PSC, el PP y ERC.

Quien también recibió apoyos variados fue Artur Mas, que en 2010 llegó a la presidencia de la Generalitat gracias a la abstención del PSC en segunda vuelta y en 2012 pactó con ERC, que votó a favor de su investidura.

La documentación y los diarios de sesiones de todos los debates de investidura desde el 1980 se pueden consultar al documento Debates de investidura. Y-XII legislaturas, elaborado por el área de Archivo de la Jefatura de estudios Parlamentarios.

Tres opciones sobre la mesa

Desde las elecciones del 14F, los partidos han empezado a negociar y a buscar opciones para una investidura. Sobre la mesa hay varias opciones.

El PSC siempre ha apostado por un gobierno de coalición con En Común Podem pero su suma llega a los 41 diputados, lejos de la mayoría absoluta. Para ser investido presidente, Salvador Illa necesitaría, por ejemplo, una abstención de ERC y JxCat o de ERC, Vox, la CUP, Ciutadans y el PP. Los Comuns, por su parte, optan por un tripartito con el PSC y ERC que tendría una mayoría de 74 diputados. Esquerra, pero, lo ha rechazado en múltiples ocasiones. Marta Vilalta, secretaria general adjunta de ERC, ha descartado “completamente” en una entrevista en el Cafè d'Idees de RTVE un gobierno de Esquerra con los Comuns y el apoyo parlamentario del PSC, una propuesta que lanzó ayer Jaume Asens, el presidente de Unidas Podemos en el Congreso, en el mismo programa.

En segundo lugar, una opción que también está en el debate sería un tripartito entre ERC, Comuns y la CUP. Los tres partidos suman 50 escaños y, por lo tanto, Pere Aragonès necesitaría alguna abstención para acceder a la presidencia. En este caso, haría falta la abstención de 36 diputados para facilitar la investidura (el PSC tiene 33 y Junts tiene 32).

Finalmente, también hay sobre la mesa la reedición del gobierno que había hasta ahora, integrado por Esquerra y Junts per Catalunya con el apoyo parlamentario puntual de la CUP, que se tendría que abstener para posibilitar la investidura de Pere Aragonès. Esquerra y Pere Aragonès han reclamado durante la campaña y después del 14F que aspiren en un gobierno amplio integrado por JxCAT, la CUP y los Comuns, pero Jéssica Albiach (la cabeza de lista de En Comú Podem) ha descartado compartir ejecutivo con Junts per Catalunya.