Tres mitos sobre contaminación y enfermedades respiratorias

La contaminación ambiental, en algunos casos, puede favorecer la aparición de alergias o propiciar enfermedades respiratorias

La contaminación ambiental, en algunos casos, puede favorecer la aparición de alergias o propiciar enfermedades respiratorias

Cartela para el artículo de tres mitos sobre contaminación, en colaboración con La Marató de 3Cat 2024
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Què s’ha dit?

Que hay más alergias respiratorias debido a la contaminación y que esta aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias, así como de favorecer la transmisión de infecciones respiratorias.

Què en sabem?

La contaminación ambiental, en algunos casos, puede favorecer la aparición de alergias o el desarrollo de enfermedades respiratorias. 

La contaminación atmosférica es, actualmente, el principal factor de riesgo ambiental para la salud en la Unión Europea. Los contaminantes, que no son los típicos gases de efecto invernadero causantes del cambio climático (dióxido de carbono y metano), sino gases y partículas perjudiciales para la salud, contribuyen a provocar y empeorar enfermedades respiratorias y cardiovasculares. La Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA, per sus siglas en inglés), ha estimado que en 2021 se registratron más de 300.000 muertes prematuras causadas por las partículas finas (PM2.5) y el dióxido de nitrógeno (NO2). 

La contaminación atmosférica es un tema que preocupa la ciudadanía europea, según una encuesta especial del Eurobarómetro sobre el tema. Casi el 90% de la población de la UE la relaciona con la aparición y empeoramiento de enfermedades respiratorias y el asma, un porcentaje que aumenta todavía más en España. Los resultados se repiten a escala más local. Más del 95% de los y las barcelonesas consideraba en 2018 que la contaminación era un problema importante en la ciudad y tres de cada cinco estaban disconformes con la calidad del aire y los niveles de ruido el 2020.

Pero, ¿cómo afecta la contaminación del aire a las enfermedades respiratorias? La cuestión genera muchas dudas, que a menudo están sujetas a creencias y conceptos equivocados. ¡Verificamos tres mitos sobre la contaminación y la salud respiratoria!

 Hay más alergias respiratorias a causa de la contaminación

La contaminación del aire contribuye a un aumento de las alergias respiratorias, un fenómeno global y multicausal. Las partículas finas (PM2.5) y los gases contaminantes, como el NO2 o el ozono (O3), pueden irritar las vías respiratorias y desencadenar o agraviar reacciones alérgicas. Estos compuestos “pueden provocar o acentuar la rinitis y el asma alérgicas”, explica en conversación con Verificat Joan Bartra, médico alergólogo del servicio de neumología y alergia respiratoria del Hospital Clínic de Barcelona. Las conclusiones de este estudio de 1996, que ya relacionaba ambas patologías con los contaminantes del diésel, son un ejemplo.

En Catalunya, por ejemplo, los días de más contaminación hay más consultas por afecciones respiratorias, según un estudio reciente del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL). 

La polución también influye en el cambio climático. Junto con los fenómenos meteorológicos, afecta a la duración y la intensidad de las estaciones de polen y, por lo tanto, el tiempo de duración de la sintomatología alérgica. Paula Ribó, también alergóloga en el Clínic, apunta al retraso de la polinización y al encabalgamiento de ciclos de diferentes plantas como motivos clave que lo explican. La Academia Americana de Alergia, Asma e inmunología (AAAAI) también añade los cambios que produce el calentamiento global en la producción y composición de las proteínas de pólenes y esporas.

Por otro lado, los hábitos de vida modernos (estilo de vida urbano, más vida en interiores, menos exposición a la naturaleza, etc.), juegan también un papel importante en el número de casos de alergia y los cambios en la sintomatología.

La contaminación dispara el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias

La evidencia científica no deja dudas: la contaminación atmosférica aumenta el riesgo de morir y de sufrir diversas enfermedades, algunas de ellas respiratorias. Así lo explica la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su página web, donde señala a los pulmones como la vía de entrada de los contaminantes en el cuerpo y apunta a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (MPOC), el cáncer de pulmón y la neumonía como las principales patologías del sistema respiratorio en las que la contaminación incide directamente. La EEA añade los cánceres de tráquea y bronquio y los cuadros más graves de asma. Pero no son las únicas. Otras condiciones como la embolia pulmonar tienen también relación directa con la calidad del aire. 

Este estudio, realizado en el Reino Unido, analizó a una población de 265.506 menores de hasta 12 años que no tenían ninguna enfermedad respiratoria y encontró que había una asociación entre la polución ambiental y la aparición o cronificación de enfermedades pulmonares. La investigación apunta a las partículas finas (PM2.5) como los elementos de más riesgo, concordando con un análisis en profundidad de la EEA y los datos de la OMS.

Las partículas en suspensión se encuentran clasificadas como cancerígenas por los humanos por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC por sus siglas en inglés). Los niños y las niñas son un colectivo especialmente vulnerable, puesto que tienen más susceptibilidad y mayor riesgo de sufrir asma, rinitis alérgica o eccema.

La clave es el tamaño reducido de muchos de los contaminantes, como el dióxido de nitrógeno (NO2) o las partículas finas, porque los permite entrar más profundamente en el sistema respiratorio, penetrar el torrente sanguíneo y distribuirse por el cuerpo, afectándolo en el sentido más amplio. Ningún órgano queda sin afectar al respirar aire contaminado, según esta revisión.

La contaminación influye en la transmisión de infecciones respiratorias

La OMS no cita a las partículas contaminantes como un factor importante en la transmisión del SARS-CoV-2, el virus respiratorio sincitial (RSV), o el influenzavirus (que provoca la gripe), tres de las infecciones respiratorias más importantes actualmente en Europa. Esto no quiere decir que los contaminantes no aumenten el riesgo de sufrir estas enfermedades (de hecho, lo hacen, según la misma OMS), sino que no hay pruebas que estas partículas afecten la manera que el virus tiene de distribuirse o contagiarse.

L’OMS no cita les partícules contaminants com un factor important en la transmissió del SARS-CoV-2, el virus respiratori sincicial (RSV), o l’influenzavirus (que provoca la grip), tres de les infeccions respiratòries més importants actualment a Europa. Això no vol dir que els contaminants no augmentin el risc de patir aquestes malalties (de fet, ho fan, segons la mateixa OMS), sinó que no hi ha proves que aquestes particul·les afectin la manera com el virus es distribueix o es contagia.

«Los contaminantes incrementan el estrés epitelial de los pulmones, haciendo que sea más fácil sufrir enfermedades respiratorias”, explica en conversación con Verificat David Ramos, neumólogo del servicio de neumología y alergia del Hospital de Sant Pau. Para el experto, esto se traduce en el hecho de que la transmisión de enfermedades crece de manera “indirecta” a causa de la polución, pero no hace que los patógenos viajen más lejos o de manera diferente. 

El efecto es similar al del frío. La contaminación debilita las defensas respiratorias (también el humo de los cigarrillos), haciendo que las personas sean más vulnerables a ciertos agentes infecciosos, como por ejemplo los virus y bacterias con los que interactuamos habitualmente y que la mayoría elimina sin problema. “Esto es especialmente importante en personas que ya tienen enfermedades pulmonares de base”, concluye Ramos.

La transmisión está relacionada con factores propios del patógeno –como la transmisibilidad y la capacidad de infectar– y por factores extrínsecos –como la densidad de población, las condiciones de ventilación o la higiene. Por esta misma razón, los resfriados y la gripe surgen más en invierno, puesto que hay una sinergia de factores que lo favorece: temperaturas más bajas, pasamos más tiempo en espacios cerrados y más posibilidades de contagio con otras personas.


Este artículo forma parte de una colaboración entre Verificat y La Marató de 3Cat, este año dedicada a las enfermedades respiratorias, que se celebrará el 15 de diciembre para recoger fondos con finalidades benéficas.