¿Qué sabemos del estudio que relaciona un mayor uso del móvil con una peor calidad del esperma?
Su metodología no permite establecer una relación de causa-efecto entre el uso del móvil y el número de espermatozoides.
¿Qué se ha dicho
Que el uso del móvil reduce la calidad del esperma.
¿Qué sabemos?
La metodología del estudio en el que se basa la afirmación no permite establecer una relación de causa-efecto. A pesar de que el trabajo encuentra una relación entre ambos factores, son necesarios más estudios que la confirman o desmientan, porque podría haber otras causas en esta pérdida de calidad.
Estos días circulan por internet varios titulares que aseguran que “el móvil”, o su “uso frecuente”, “reduce la calidad del semen” de los usuarios. Las noticias se hacen eco de un estudio publicado a finales de octubre en la revista Fertility and Sterility, en el que un grupo de investigadores suizos ha analizado la calidad del semen de 2.886 jóvenes suizos entre 18 y 22 años. Los participantes también han rellenado un cuestionario donde estiman la frecuencia con que usan el dispositivo y donde detallan otros hábitos de su día a día, como el consumo de drogas, tabaco o alcohol.
El trabajo ha encontrado que los individuos que aseguraban utilizar el móvil con más frecuencia tenían una menor cantidad y concentración de espermatozoides, pero ni su forma ni su capacidad de movilidad, otros dos factores clave en la calidad del semen, se veía alterada. Los autores apuntan, sin embargo, que la metodología del estudio no permite garantizar que el uso del móvil, ni mucho menos la radiación electromagnética que pueda emitir, sean los responsables de la menor concentración. ¡Te lo explicamos!
“No diría que los titulares son completamente erróneos, pero se centran solo en una parte de los resultados y no destacan las limitaciones”, explica a Verificat Martin Röösli, experto en epidemiología ambiental y líder de grupo en el Instituto Suizo de Salud Pública y Tropical (SwissTPH). El experto, último firmante del artículo, apunta que se trata del estudio más completo hecho en el campo, pero que, aun así, “no podemos descartar el efecto de factores de confusión residuales que no hemos considerado, como la actividad física o la nutrición”.
Los autores apuntan en el artículo que este tiene que servir de punto de partida para llevar a cabo estudios más amplios y detallados, que permitan confirmar esta relación y los mecanismos biológicos detrás, por ahora desconocidos. Es un diagnóstico con el que coinciden tres urólogos norteamericanos en una editorial publicada también en Fertility and Sterility, y otros tres expertos consultados por el Science Media Centre (SMC) de Reino Unido, que insisten en que el hallazgo no debe alarmar a la población ni suponer un cambio de hábitos en su relación con el teléfono.
El móvil puede ir en el bolsillo
La investigación solo ha encontrado una asociación entre el uso del móvil y la cantidad y concentración de espermatozoides de los participantes, pero ni su capacidad de movimiento (motilidad) ni su forma (morfología) empeoran con el uso del dispositivo. Este hecho contrasta con el metaanálisis más reciente en el campo, que después de analizar 18 estudios sí que encontró una menor motilidad y morfología en relación con el uso del teléfono (y mucha disparidad en los resultados de los diferentes trabajos).
“Mientras que las cifras de esperma son importantes, su habilidad para nadar, tener un ADN sano e intacto y tener la forma adecuada es, como mínimo, igual de importante”, asevera en declaraciones al SMC británico Alison Campbell, jefa científica de Care Fertility Group, una red de clínicas de fertilidad locales.
Otra cosa que los investigadores suizos han querido comprobar es si el simple hecho de llevar el móvil encima podía afectar de alguna manera la fertilidad de los usuarios. En este sentido, una de las preguntas de la encuesta era justamente donde guardaban los participantes el móvil durante el día.
“No hemos visto que guardarse el teléfono a los pantalones se correlacione con ninguno de los parámetros del esperma”, apunta Röösli. Ni la cantidad, ni la movilidad, ni la forma de las células sexuales masculinas cambiaba para quien lo llevaba encima todo el día. “Esto juega en contra del que se piensa comúnmente que es un riesgo potencial”, apuntan expertos en Urología de universidades norteamericanas en la editorial antes mencionada.
Sin pruebas de causalidad
La cuestión es que el estudio llevado a cabo es observacional, es decir, que los científicos han observado los hábitos de un grupo y han analizado cómo afectan estos a un factor concreto de su salud (en este caso la calidad del semen). Como que querían comprobar si había alguna relación concretamente con el uso del móvil, han tenido que asegurarse que el resto de hábitos que podrían afectar la calidad del esperma no interfirieran en los resultados.
Los investigadores suizos han tenido en cuenta los principales factores conocidos, como el consumo de alcohol, tabaco y drogas, o el índice de masa corporal, pero han obviado otros como la nutrición o la actividad física. “Sabemos que muchos factores del estilo de vida pueden afectar la fertilidad masculina, pero es casi seguro que no los hemos identificado todos”, detalla Campbell a SMC. “Esta investigación considera y ajusta algunos de ellos […] pero podría haber otras causas del declive en el número de espermatozoides observado”, concluye.
A esta limitación se suma el hecho que seguir durante semanas a un grupo tan grande es complicado, de forma que la observación de los hábitos se ha llevado a cabo mediante cuestionarios. Este tipo de recogida de datos, imprescindibles y comunes en este campo de investigación, también constituyen por ellas mismas una limitación, tal como reconocen los autores en el paper, y como hemos explicado anteriormente, puesto que no permiten garantizar que los reportes sean completamente fiables.
En definitiva, “actualmente, no hay evidencia [que limitar el uso del móvil] mejore la calidad del esperma”, sintetiza también en el SMC Allan Pacey, profesor de Andrología en la Universidad de Manchester (Reino Unido), “para eso haría falta un ensayo controlado y aleatorizado”. Los mismos autores indican en el artículo que hacen falta más estudios para confirmar si la relación encontrada en el estudio es o no causal. Aun así, “si los hombres están preocupados por su fertilidad, guardar sus teléfonos en una bolsa y limitar su uso es una cosa relativamente sencilla de hacer”, concluye el experto.
No se conoce ningún mecanismo biológico
Sea como fuere, si el uso del teléfono móvil tuviera realmente efectos en la cantidad de espermatozoides de los usuarios, ¿a qué se deberían esta afectación? Los autores indican que no se conoce qué mecanismo biológico podría explicar que la radiación electromagnética de los teléfonos afectara al sistema reproductivo masculino, cosa con la que coinciden los expertos del SMC.
En este sentido, podrían aparecer explicaciones alternativas. “El incremento en el uso del teléfono podría estar asociado con ansiedad, que sería entonces la causa del esperma de baja calidad”, apunta a SMC Malcolm Sperrin, físico médico del Instituto de Física e ingeniería Médica de Gran Bretaña.