No hay evidencias de que los microplásticos encontrados en los pulmones de humanos provengan de las mascarillas
Verificamos una publicación que dice que los microplásticos encontrados en pulmones humanos provienen de las mascarillas
¿Qué se ha dicho?
Que un grupo de investigación británico ha encontrado microplásticos provenientes de las mascarillas en pulmones de humanos.
¿Qué sabemos?
Que el artículo en ningún momento menciona las mascarillas como origen de los microplásticos. En realidad, lo que señala es que se identificaron microplásticos en todas las regiones de los pulmones humanos, siendo las fibras de polipropileno y polietileno tereftalato las más abundantes. Sin embargo, el estudio se hizo antes de la pandemia y no hace referencia a las mascarillas.
Nos habéis hecho llegar una publicación que asegura que unos investigadores de la Universidad de Hull, en Reino Unido, encontraron microplásticos en pulmones humanos que provenían de las mascarillas. Es ENGAÑOSO. El estudio existe y sus conclusiones se publicaron en marzo de 2022, pero la muestra se llevó a cabo antes de la pandemia, cuando el uso de mascarillas todavía no estaba generalizado. Además, la investigación, que efectivamente detectó microplásticos en todas las zonas de los pulmones humanos analizados, no habla en ningún momento de mascarillas ni dice que puedan ser el origen de estos microplásticos.
Microplásticos de las mascarillas hallados en los pulmones de varios pacientes en Gran Bretaña
El artículo original no hace referencia a las mascarillas
La publicación que analizamos se ha construido en torno a un artículo publicado por la Universidad de Hull (Reino Unido), institución a la que pertenece la autora principal del artículo, en marzo de 2022. La muestra de los pulmones analizados, sin embargo, "se llevó a cabo antes de la pandemia, cuando las mascarillas no eran un problema", explica a Verificat una responsable de prensa de la institución que lideró la investigación. El muestreo fue aprobado en 2012, como indica un documento del Comité de Ética de la Investigación del NHS y de la Autoridad de Investigación Sanitaria británica.
El estudio analizaba muestras de tejido pulmonar humano (obtenido de procedimientos quirúrgicos torácicos de donantes vivos) mediante espectroscopia —un método basado en detectar la absorción o la emisión de radiación electromagnética por parte de una sustancia que queremos estudiar— para detectar y caracterizar cualquier microplástico presente. El mismo artículo explica que los microplásticos son partículas de plástico entre 1 μm y 5 mm que están presentes en todos los compartimentos ambientales; desde agua dulce y marina hasta el suelo, alimentos, agua potable y aire.
En total, se identificaron microplásticos en 11 de las 13 muestras analizadas. De todos ellos, los tipos de microplásticos identificados más abundantes fueron el polipropileno o PP (23%), el tereftalato de polietileno o PET (18%) y la resina (15%). Como indica en una revisión la Real Sociedad de Química, los filtros respiratorios de las mascarillas suelen estar hechos de polipropileno, y el polietileno (PE) también se emplea en la fabricación de las mascarillas. La revisión también indica la resina como posible componente de las mascarillas. Sin embargo, en ningún momento del estudio se habla del origen de los microplásticos hallados en pulmones, ni mucho menos se hace referencia a que provengan de las mascarillas.
Una portavoz de prensa de la Universidad de Hull ha indicado a Verificat que "este estudio no se basaba en los microplásticos y el uso de mascarillas". Dicho de otra forma, "la investigación de la doctora Sadofsky no incluyó el uso de mascarillas faciales".
Ethel Eljarrat, investigadora científica del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), cuya investigación se centra en contaminantes orgánicos persistentes y emergentes, explica a Verificat que “las vías de exposición humanas son muchas y establecer un nexo directo con el uso de las mascarillas es mucho predecir”.
La presencia de posibles tóxicos en mascarillas
Actualmente existen muy pocos estudios que evalúen los riesgos potenciales para los humanos del uso prolongado de mascarillas. Aunque no se ha establecido una relación entre las mascarillas y los microplásticos hallados en pulmones humanos, un estudio publicado en la revista “Environment International” en septiembre de 2021 analizó por primera vez el contenido de ésteres organofosforados (OPE) – productos químicos ampliamente utilizados como plastificantes y retardantes de llama– en diferentes tipos de mascarillas.
Como explica a Verificat Ethel Eljarrat, autora principal de este estudio, el objetivo era analizar los aditivos químicos que llevan estos polímeros plásticos. "Los plásticos están formados por un polímero al que se añaden distintos compuestos para darle las propiedades", apunta. Algunos de estos compuestos son, por ejemplo, plastificantes o retardantes de llama.
Eljarrat explica a Verificat que "en todas las mascarillas encontramos este tipo de compuestos en mayor o menor nivel". Para llevar a cabo la evaluación, los investigadores utilizaron unos maniquíes donde bombeaban el aire simulando las 4 u 8 horas de uso de las mascarillas y después miraban si en el aire que respiraban había la presencia de estos elementos. “Vimos (…) que el 10% (…) [de los aditivos químicos de la] mascarilla los estábamos respirando durante el uso de la mascarilla”, añade Eljarrat.
Sin embargo, la autora señala que “la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA) tiene establecidos unos límites de exposición diaria a partir de los cuales (…), podría haber un riesgo”. La evaluación de los niveles de exposición llevó a la conclusión de que los niveles de exposición "estaban bastante por debajo" de los que establece la EPA como peligrosos.
Microplásticos en la comida y el aire
“Nosotros estamos expuestos a este tipo de plastificantes por todo lo que comemos y bebemos, porque están presentes en las bebidas y en los alimentos, y también por el aire que respiramos, sobre todo en ambientes interiores”, indica Eljarrat, y concluye que “el uso de mascarillas, por sí solo no nos provocaría un efecto nocivo, pero (…) es una vía de entrada adicional a las que ya tenemos habitualmente”.
El artículo de la Universidad de Hull expone también este problema. "Los ciudadanos están expuestos a concentraciones más elevadas de microplásticos en sus hogares o zonas exteriores de gran actividad humana y esto provoca una exposición humana omnipresente e inevitable", explica. Esto genera una creciente preocupación en cuanto a los peligros asociados a la ingesta, el contacto dérmico y la inhalación de microplásticos. De hecho, un estudio publicado en marzo de 2022 encontró por primera vez microplásticos en sangre humana. El artículo concluye que los resultados obtenidos apoyan "la hipótesis de que la exposición humana a partículas de plástico provoca la absorción de partículas en el torrente sanguíneo" y acaba planteando la pregunta de si estas exposiciones pueden afectar a la regulación inmune o la predisposición a enfermedades con una base inmunológica.
Las mascarillas, pues, por sí solas no son tóxicas, pero habría que evaluar el conjunto de factores a los que estamos expuestos. Es importante no sobrepasar el uso recomendado puesto que, como indica la Organización Mundial de la Salud, esto puede provocar la posible aparición de lesiones cutáneas, dermatitis irritativa o empeoramiento del acné.
Un estudio que analizó las consecuencias del uso prolongado de mascarillas en sanitarios observó que llevadas de forma prolongada durante la pandemia, las quirúrgicas han provocado efectos adversos como dolores de cabeza, erupciones, acné, deterioro de la piel y deterioro de la cognición (el CO2 exhalado se acumula entre la mascarilla y la cara, y el aumento de los niveles de este causan confusión, deterioro de la cognición y desorientación) en la mayoría de los encuestados.
El proceso de evaluación de riesgos de las mascarillas
Las mascarillas pasan por un proceso exhaustivo de evaluación de riesgos que permite, como explica el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno de España (Mincotur), “determinar los peligros y, por tanto, las acciones que se llevan a término para eliminar o minimizar estos peligros. Esta evaluación de riesgos debería tener en cuenta el uso previsto de la máscara higiénica durante un número recomendado de horas y que el contacto es muy estrecho con la piel y las mucosas, además de tener en cuenta el rango de edad de la población más vulnerable que podría utilizar el producto”. La misma web apunta que “para fabricar y comercializar mascarillas higiénicas, es necesario cumplir con la legislación aplicable”, y añade que “el operador económico que figure en el etiquetado tiene la responsabilidad sobre el producto y debe garantizar que cumple todos los requisitos aplicables (seguridad, diseño, materiales y ensayos realizados por un laboratorio, etiquetado, etc.)”.
La OMS publicó a finales del 2020 una serie de recomendaciones sobre cómo utilizar la mascarilla, que podrían resumirse en: lavarse las manos cada vez que se tenga que tocar la mascarilla, comprobar que cubre la nariz, la boca y el mentón, guardarla en una bolsa de plástico limpia cuando se quite, si es de tela lavarla todos los días y si es una mascarilla médica, tirarla a un cubo de basura, y no utilizar mascarillas con válvulas.