No hay evidencias de que los desodorantes causen cáncer de mama
Se ha señalado el aluminio y los parabenos como culpables, pero su presencia en cosméticos está regulada en Europa
¿Qué se ha dicho?
Que los desodorantes contienen sustancias como el aluminio o los parabenos, que podrían provocar cáncer, especialmente cáncer de mama.
¿Qué sabemos?
El aluminio y los parabenos son compuestos estudiados y su presencia en cosméticos está regulada en Europa. No existe evidencia de que los desodorantes contengan ninguna sustancia en unas concentraciones que puedan provocar cáncer.
Un canal de Youtube con más de un millón de seguidores ha difundido un vídeo en el que asegura que "un reciente estudio" ha demostrado una relación entre los desodorantes y "múltiples casos de cáncer", especialmente de mama. El locutor no aporta ninguna prueba que sostenga su hipótesis ni concreta el estudio al que se refiere. Cierto es que hace años que se estudia la relación entre el aluminio y los parabenos, dos ingredientes tradicionalmente presentes en los desodorantes, con el cáncer. Por ahora, esta relación no ha sido probada y, de hecho, la mayoría de estudios publicados descartan que los desodorantes puedan ser cancerígenos.
Una búsqueda en Pubmed —un motor de búsqueda de artículos científicos de libre acceso ofrecido por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos— incluyendo los términos “desodorante y cáncer”, o “antitranspirante y cáncer” (en inglés), y limitada a publicaciones de 2022 y 2023 no muestra ningún estudio que establezca una relación de causa-consecuencia entre estos productos y la aparición de tumores. De hecho, el único trabajo indexado al respecto es una carta al editor titulada "los antitranspirantes que contienen aluminio no están asociados con cáncer de pecho".
Es decir, que al contrario de lo que se afirma en el vídeo de Youtube, no existen investigaciones recientes de prestigio que hayan analizado esta posible vinculación.
Aluminio y parabenos, en el centro de la investigación
La investigación sobre el potencial cancerígeno de los desodorantes ha descartado, por ahora, ninguna vinculación entre estos productos y la patología, y se ha fijado fundamentalmente en dos sustancias: el aluminio, que ya se empleaba con la misma finalidad en la época de los romanos, y los parabenos. Ambos han sido tradicionalmente componentes habituales de productos cosméticos, y están regulados por "una legislación viva que va cambiando con los nuevos conocimientos", según apunta Verificat Maria Pilar Vinardell, profesora del Departamento de Bioquímica y Fisiología de la Universidad de Barcelona.
Los compuestos de aluminio son parte común de los desodorantes porque, en contacto con la piel y el sudor, forman "una pasta que tapona los poros e inhibe la sudoración", explica a Verificat Lluís Escriche Martínez, director del departamento de Química de la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente, el Comité Científico de Seguridad del Consumidor (SCCS, por sus siglas en inglés), la entidad que evalúa la seguridad de los cosméticos en Europa, considera que el aluminio es seguro si representa menos del 20% del contenido pulverizado de los desodorantes de spray.
En estas concentraciones, la cantidad que podría absorberse se calcula pequeña en comparación con la absorbida a través del agua de consumo y los alimentos, fuentes probablemente “más significativas en relación con la concentración de Al [aluminio]”, según explica en un correo electrónico a Verificat Julio C. Serrano Niño, investigador en Ciencias de los Alimentos en la Universidad de Guadalajara, México. La Sociedad Americana del Cáncer expresa la misma conclusión en su web.
Los parabenos tampoco se consideran peligrosos
Los parabenos son unos químicos con propiedades antimicrobianas que se usan desde la década de 1920 como conservantes en los cosméticos. En 2004 una investigación encontró restos en tumores mamarios, y levantó la preocupación sobre su potencial cancerígeno. Ahora bien, haber encontrado parabenos en tumores mamarios no significa que los químicos hayan sido sus responsables, explica la Royal Society of Chemistry del Reino Unido. Tanto el Instituto Nacional de Investigación de Estados Unidos, como el Centro de Investigación del Cáncer del Reino Unido descartan también que haya evidencia científica que vincule a los parabenos de los desodorantes con el cáncer de mama.
El estudio de los parabenos ha mostrado que tienen la capacidad de actuar de forma similar a los estrógenos, las hormonas sexuales femeninas, y estimular el crecimiento de las células mamarias, tanto las sanas como tumorales. Sin embargo, su actividad es entre mil y un millón de veces menor a la de la hormona natural.
En consecuencia, el Comité Científico de Seguridad del Consumidor ha establecido unas concentraciones máximas que considera seguras por la presencia de varios parabenos en productos cosméticos, y que están en constante revisión. Para algunos compuestos (isopropilparaben, isobutilparaben, fenilparaben, benzilparaben y pentilparaben), en cambio, considera que no existe suficiente evidencia para establecer niveles seguros, por lo que han sido prohibidos en la Unión Europea.
En Estados Unidos no existe una regulación respecto al uso de parabenos en los productos cosméticos, aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos del país hace un seguimiento de la última evidencia publicada respecto a estos compuestos, para seguir evaluando sus posibles riesgos.
Un rumor de los 90
El origen del rumor de que los desodorantes podrían ser cancerígenos se remonta a la década de 1990, cuando una cadena de correos electrónicos sugirió la relación, según explican un artículo de Nature y el Consejo del Cáncer de Australia. Sin embargo, desde entonces el grueso de la evidencia científica no ha apoyado esta relación. Así lo explican la propia institución australiana, junto con la Sociedad Americana del Cáncer, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos o el Centro de Investigación del Cáncer, de Reino Unido, entre otros. La única revisión sistemática publicada al respecto en 2016 replicó el mismo veredicto.
Un libro publicado en 2015 por la Unidad de Cuidado y Consejo Oncológico de hospitales Sanitas de Barcelona y avalado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) sobre mitos y realidades en oncología, coincide: “Los antitranspirantes no provocan problemas de salud (a excepción de reacciones alérgicas de la piel a las personas muy sensibles); por tanto, su utilización es segura y no representa ningún riesgo para las personas”.