No está demostrado que tomar suplementos de triptófano ayuda a combatir la depresión

Una dieta sana y equilibrada aporta el triptófano necesario para el cuerpo, y la evidencia científica disponible no avala que la suplementación tenga un efecto antidepresivo


¿Qué se ha dicho?

Que el triptófano es eficaz como tratamiento antidepresivo.

¿Qué sabemos?

El triptófano, un aminoácido esencial que nuestro cuerpo no sintetiza, es una de las moléculas encargadas de producir serotonina. Una dieta sana y equilibrada aporta el triptófano necesario para el cuerpo y la evidencia científica disponible no avala que la suplementación tenga un efecto antidepresivo.

Un pódcast con presencia en Spotify y en otras plataformas como iVoox —donde cuenta con más de 4.000 reproducciones— ha dedicado un capítulo a discutir los supuestos efectos antidepresivos del triptófano, un aminoácido que contribuye a la producción de la serotonina. Las búsquedas en Google sobre este compuesto han aumentado en España aunque, en realidad, los supuestos efectos del triptófano para tratar esta patología no están probados. El tratamiento de la depresión implica, por ahora, procedimientos largos que suelen combinar medicación y terapia.

El runrún sobre los supuestos efectos beneficiosos de tomar triptófano no es nuevo. Ya en el 2019 varias páginas naturistas —algunas de las cuales venden suplementos— y medios generalistas hablaban del suplemento como un “remedio natural contra la ansiedad”, algo que tampoco se ha demostrado científicamente.

Aunque el triptófano es un aminoácido esencial, es decir, que lo obtenemos a través de los alimentos porque el cuerpo no puede sintetizarlo, la evidencia científica y los expertos consultados por Verificado descartan que una suplementación sea un tratamiento adecuado para personas que sufren depresión. De hecho, una dieta saludable y equilibrada aporta ya la cantidad de triptófano necesaria para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.

Evidencia insuficiente

No hay "un efecto antidepresivo demostrado del triptófano", asegura a Verificat Jose Valdecasas, psiquiatra en el Hospital Universitario de Canarias y vicesecretario de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. La afirmación del experto va en línea con la revisión bibliográfica realizada en 2011 por la Autoridad Europea de Salud Alimentaria (EFSA), que concluyó que la evidencia científica no había demostrado una relación causa-efecto entre la suplementación con triptófano y una mejora en el humor ni en el sueño.

Faltan "ensayos clínicos en pacientes con trastornos afectivos" para poder ampliar el conocimiento sobre los posibles efectos beneficiosos del triptófano, apunta a Verificat Joaquim Raduà, psiquiatra del Hospital Clínic de Barcelona, e investigador del grupo de Imagen de trastornos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad en el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi Sunyer (IDIBAPS). Por ahora, señala el experto, "la evidencia es muy escasa e indirecta".

“Las personas emplean L-triptófano [el nombre que recibe el suplemento de este aminoácido] por los síntomas graves del síndrome premenstrual, la depresión, el insomnio y muchas otras afecciones, pero no existe una buena evidencia científica que apoye ninguno de estos usos”, coincide la página divulgativa de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés). El centro médico de la Universidad de Rochester recomienda no suplementarse a menos que sea "bajo la dirección de un profesional de la salud", un inciso que también se hace en el capítulo de pódcast que estamos verificando.

La serotonina como argumento principal

“Se hace el razonamiento de que, al consumir triptófano, lo normal es que se eleve el nivel de serotonina, y que esto tenga un efecto antidepresivo […] en base a la hipótesis de que la depresión viene provocada por un déficit de serotonina”, explica Valdecasas, pero recuerda que esta hipótesis no está demostrada y que no existe evidencia sólida de que las personas con depresión tengan niveles más bajos de serotonina. El experto apunta a una revisión paraguas publicada en 2022 en Nature, que la ponía en duda basándose en toda la evidencia recogida hasta el momento.

El mismo trabajo señalaba que no había evidencia sólida de que niveles más bajos de triptófano estuvieran vinculados con cuadros depresivos, dando continuidad a las conclusiones de revisiones sistemáticas y metaanálisis previos. Otra revisión actual de Nature tampoco ha encontrado una vinculación entre la falta de triptófano y la ansiedad.

Tomamos el triptófano que necesitamos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda ingerir 4 mg de triptófano por kg de peso al día —unos 280 mg por día en una persona de 70 kg—. Un adulto que sigue una dieta sana y equilibrada ingiere entre 600 y 1.200 mg diarios sólo con la alimentación, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), dado que el triptófano está presente en alimentos proteicos comunes como los huevos, el queso, las patatas, el arroz o la carne, entre otros.

En España, la AESAN permite comercializar suplementos de hasta 300 mg, siempre y cuando no los consuman personas embarazadas o en tratamiento con antidepresivos. El Comité Científico de Seguridad Alimentaria de Noruega publicó en 2016 un informe en el que apuntaba que los suplementos de triptófano de 250, 350 y 450 mg representaban un riesgo de eventos adversos para todas las edades.

La depresión, en aumento

Uno de cada diez adultos españoles sufre un problema de salud mental, según datos del 2017 de la Encuesta Nacional de Salud (ENSE), y uno de cada cuatro sufrirá algún trastorno de salud mental a lo largo de su vida, según la Confederación de Salud Mental en España. Las tasas de suicidio están subiendo desde 2018, con una especial incidencia durante la pandemia de la covid-19, y de hecho, “seguimos en un estado de pospandemia que sigue teniendo graves repercusiones tanto en la conducta suicida como en el resto de patologías de la salud mental”, tal y como apuntaba Laura Alejandra Rico-Uribe, investigadora de la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), a Science Media Centre.

Nadie sabe (y, probablemente, todavía no se puede saber) por qué se produce una depresión, tal y como explicamos aquí. Los denominadores comunes son factores personales, genéticos e incluso químicos, pero la depresión es una enfermedad compleja y, por tanto, su tratamiento también lo es. Los antidepresivos tratan los síntomas, no la causa subyacente, actuando como un “muro de contención” para que la serotonina generada no se pierda.

Estas píldoras contribuyen a mejorar el humor, la concentración y el sueño, pero no funcionan para todas las depresiones, según explica a Verificat Eduard Vieta, jefe del servicio de psiquiatría y psicología del Hospital Clínic de Barcelona.

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