Los terremotos no pueden afectar al clima
No hay evidencias de que los terremotos tengan ninguna influencia sobre las corrientes marinas, ni que influyan sobre el clima
¿Qué se ha dicho?
Que los terremotos pueden afectar a fenómenos naturales de los que depende el clima, como las corrientes marinas, y que, por tanto, los terremotos también pueden afectar al clima.
¿Qué sabemos?
Los terremotos en general no tienen la capacidad de alterar las corrientes marinas. Tanto la formación como alteración de estas depende principalmente de los vientos marinos, de las mareas, y de la densidad de las aguas de los océanos.
Un pódcast con más de 800 reproducciones en iVoox y presencia en otras plataformas de audio como Castbox y Spotify afirma que los terremotos pueden “afectar al clima” porque estos “influyen en las corrientes marinas”, que son elementos reguladores del clima.
Es ENGAÑOSO. Los océanos son reguladores climáticos y las corrientes marinas actúan como vehículos de redistribución de energía, que pueden influir en el clima trasladando calor y humedad del ecuador a los polos, y viceversa. Sin embargo, y según los expertos consultados por Verificat, no hay evidencias de que los terremotos tengan ninguna influencia sobre las corrientes marinas. Tampoco hay signos de que influyan sobre el clima.
Las corrientes marinas [influyen en el clima], porque envían grandes cantidades de agua fría o caliente a diferentes lugares […] Y todo lo que influye en las corrientes marinas, influye en el clima, como los terremotos. Por tanto, un terremoto puede afectar al clima
Las corrientes marinas ayudan a regular el clima, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los EE. UU (NOAA, en inglés) NOAA, en tanto que permiten que las aguas calientes lleguen a los polos y las aguas frías regresen al trópico. Sin embargo, los terremotos no afectan a estas "cintas transportadoras", que están influenciadas por los vientos en superficie los gradientes de temperatura y salinidad, la rotación de la Tierra y las mareas.
La influencia de los terremotos en el clima y del clima en los terremotos es un sujeto de estudio constante. Por ahora, solo se ha planteado una relación de ciertos climas con mayor actividad sísmica a pequeña escala. En concreto, los científicos piensan que existe una correlación entre cambios en la presión atmosférica causados por grandes tormentas, como los huracanes, y que pueden desencadenar ocasionalmente lo que se conoce como "terremotos lentos", que liberan energía durante períodos de tiempo comparativamente largos, y no provocan temblores en el suelo como lo hacen los terremotos tradicionales.
Las corrientes no dependen de los terremotos
La presencia o alteración de estas corrientes marinas no viene determinada por la aparición de terremotos, tal y como señalan en el pódcast. “Los terremotos actúan sobre la tierra sólida, y sus orígenes son variados: desde la tectónica de placas, actividad de fallas de diverso tipo o actividad volcánica”, indica a Verificat Francisco J. Doblas-Reyes, director del departamento de Ciencias de la Tierra del Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona (BSC-CNS), y uno de los autores de los últimos informes del IPCC, la entidad científica líder en la evaluación del cambio climático.
Cuando tienen lugar en el mar, a los terremotos se les conoce como maremotos, pero en ningún caso “afectan a las corrientes oceánicas”, detalla el experto, que las corrientes “tienen escalas espaciales desde miles de kilómetros a centenares de metros, provocadas por el viento y los cambios de densidad del mar (producidos a su vez por aportes de agua dulce o evaporación)”, no por un terremoto, insiste.
Sí que es cierto que existe una línea de investigación que se encuentra observando cómo eventos ocasionales, como grandes tormentas o maremotos, también podrían “desencadenar graves corrientes oceánicas, que mueven masas de agua tierra adentro cuando llegan a aguas poco profundas y a las costas”, tal y como señala la NOAA en este artículo.
En cualquier caso, no hay evidencias de que tales eventos se mantengan de tal manera que hayan modificado el clima de una región en la actualidad, aunque en el pasado es una hipótesis que plantean los científicos: “La distribución actual de continentes y océanos no es la misma que la que existía cuando se formó la Tierra, hace 4500 millones de años. La deriva de continentes ha implicado cientos de millones de terremotos y erupciones volcánicas en todas partes. Y, desde su formación, la Tierra ha sufrido muchos cambios climáticos en los que, evidentemente, han influido las corrientes marinas producidas por la deriva de continentes. Estos procesos son muy lentos, hablamos de cientos de millones de años”, indica a Verificat Sara Figueras, jefa del área de Geofísica y Sismología del Instituto Cartográfico y Geológico (ISCG) de Catalunya.
A escala local o humana, añade la experta, “o hasta dónde puede llegar nuestra memoria de generaciones y generaciones, la afectación de un terremoto sobre las corrientes marinas es despreciable. Incluso dado el caso de que un terremoto produzca un tsunami, este no tendrá afectación a las corrientes marinas”, concluye.
El efecto del calentamiento global en las corrientes marinas
Por tanto, no es cierto que un terremoto pueda alterar las corrientes marinas y, por ende, el clima. La alteración de las corrientes marinas, como las nubes, puede producirse cuando hay un cambio en el sistema climático, como un aumento de las temperaturas oceánicas. Es precisamente lo que está ocurriendo en la actualidad debido al cambio climático: según el IPCC, las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono o CO2, podrían haber dado como resultado cambios en muchas regiones tanto en las corrientes oceánicas, como también en los vientos oceánicos, la salinidad de la superficie, la estratificación o la disponibilidad de nutrientes.
En concreto, se espera que cuanto más caliente esté la temperatura de los océanos, más se debilitarán estas corrientes. Es lo que señala, por ejemplo, una correspondencia publicada en Nature en 2018 por un grupo de científicos internacional, entre ellos el climatólogo español Pablo Ortega, del BSC-CNS, que indican que la AMOC —esto es, la Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés), uno de los principales sistemas de circulación oceánica de la Tierra— “se ha debilitado en los últimos 150 años hasta niveles nunca registrados en más de un milenio”, tal y como indicaba en una entrevista el autor español en 2018.