Las mentiras alimentan el odio
Desmentimos los rumores que más circulan en Catalunya sobre la inmigración, uno de los colectivos más afectados
por la desinformación, y te damos argumentos para que puedas defenderte del ruido que nos confronta.
Consulta las verificaciones sobre migración.
Coordinación por Lucía Abadías López.
Economía
Parece que existe una preocupación en la sociedad sobre el papel de los inmigrantes en la economía del país. ¿Se llevan todas las ayudas? ¿Sobrecargan los servicios públicos? ¿Cotizan?
Pues no solo su presencia aporta a la riqueza del país, sino que la discriminación laboral y educativa que sufren en España supone un impacto económico negativo de 17.000 millones de euros (1,3 % del PIB), según un informe publicado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Aportan más de lo que reciben
El Centro de Estudios Sociológicos (CIS) preguntó durante varios años qué piensa la población española sobre lo que reciben los inmigrantes por parte del Estado en relación con lo que aportan. Los últimos datos son de 2017 y muestran que la mitad de los españoles (un 55,5 %) consideraba que los inmigrantes reciben más o mucho más de lo que aportan.
La realidad no se corresponde con estas percepciones. La edición de 2021 del International Migration Outlook de la OCDE estudia la evolución de la ratio fiscal de los inmigrantes en comparación con la de los nativos entre 2006 y 2018. En todos los países analizados, los inmigrantes contribuyen más en impuestos y cotizaciones de lo que los gobiernos gastan en su protección social, educación y sanidad. En el caso español, el último dato disponible evidencia cómo la ratio fiscal de los extranjeros se mantiene por encima de la de los nativos.
La contribución de los inmigrantes al crecimiento del PIB es también una realidad común en los países occidentales. Si el flujo migratorio se hubiera congelado en 1990, en Alemania y Reino Unido el PIB en 2014 habría sido de 155.000 y 196.620 millones de euros inferiores al actual, respectivamente, y países del sur de Europa como España habrían crecido entre un 20 % y un 30 % menos, según un informe de CITI Group.La cuestión es que todos los inmigrantes, por el simple hecho de estar presentes en una sociedad, pasan a ser consumidores y, por tanto, activan la economía, según explica Politikon. Además, sea cual sea la ocupación de los ciudadanos, todos contribuyen al sistema económico de un estado que, como indica el Defensor del Pueblo, «funciona como una maquinaria en la que los diferentes sectores productivos se encuentran engranados entre sí».
Contribuyen al PIB de dos países
Los trabajadores migrantes contribuyen a dos economías porque el volumen de las remesas que envían a sus países de origen ayuda a estimular su desarrollo. En 2019, los países de ingresos bajos y medios recibieron cerca de 650.000 millones de dólares en remesas, según los datos recogidos en el think tank Migration Policy Institute.España, de hecho, recibe más dinero de españoles que viven en el extranjero que la cantidad que los inmigrantes envían a sus países de origen. El balance, con datos de 2023, es de 567 millones enviados a los países de origen de los inmigrantes y 9,4 miles de millones de euros recibidos.
Consumo de bienes públicos
El impacto de la inmigración sobre las cuentas públicas españolas, a diferencia de lo que se dice a menudo y de las percepciones registradas por el CIS, es «claramente positivo», como apunta un estudio de FUNCAS llevado a cabo por politólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad de Ámsterdam.
Este y otros dos estudios, de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) y del Consejo Económico y Social de España (CES), que analizan los ingresos y gastos que suponen los inmigrantes en su conjunto, concluyen que el grueso de las personas extranjeras están en edad de trabajar, mientras que solo un 5 % tiene más de 65 años y, por tanto, está en edad de recibir prestaciones contributivas.
Otra investigación a nivel internacional también demuestra que la inmigración no «dispara el gasto público». El estudio analiza 21 países de la OCDE entre 1980 y 2010 y concluye que no existe una relación entre la llegada de inmigración y el gasto social a corto plazo y que tampoco hay evidencia de que aumente a largo plazo.
Sin embargo, es posible que este impacto positivo no siempre sea visible en el ámbito local o autonómico, como detalla el estudio de FUNCAS, «porque puede haber un desajuste entre los recursos fiscales generados por la inmigración y los gastos derivados del incremento de la demanda de determinadas políticas sociales en el territorio». La misma investigación explica por qué ocurre esto: los ingresos que generan los inmigrantes los recauda mayoritariamente el Gobierno central a través del sistema de la Seguridad Social, mientras que el gasto en servicios públicos lo realizan mayoritariamente las comunidades autónomas y los ayuntamientos.Otra de las falsas creencias sobre los inmigrantes es que acaparan las prestaciones sociales, como explica y desmiente el informe de 2019 del Defensor del Pueblo. Los extranjeros no hacen un sobreuso de las prestaciones sociales, como la sanidad, sino que hacen un uso similar o inferior al de la población nacional, según apunta en sus conclusiones un estudio del Centro de Estudios Internacionales de Barcelona (CIDOB) de 2017. Además, los extranjeros tienen un 4,7 % menos de probabilidades de recibir prestaciones sociales monetarias.
Infrarrepresentados en las estadísticas de sanidad
A la hora de beneficiarse del sistema de salud, la población extranjera está infrarrepresentada. Los datos demuestran que el gasto en sanidad que beneficia a personas extranjeras en Catalunya y en España es inferior al peso que tienen los extranjeros en la población. Para calcularlo, el Instituto de Estudios Fiscales (IEF) publicó en 2010 un estudio en el que estimaba el gasto sanitario de la población extranjera no comunitaria, dado que, como aseguran, no se cuenta con una base de datos de esta información precisa.
En 2007, año del que el IEF tiene los últimos datos, el gasto medio por persona del conjunto de los inmigrantes equivalía a entre un 64 % y un 77 % del correspondiente a la población española. Por su parte, la proporción de gasto sanitario por parte de los inmigrantes suponía entre un 6,11 % y un 6,75 % del total del gasto sanitario en España. Cabe decir que este colectivo representaba a un 8,79 % de la población con derecho a los servicios sociales.
Los datos del gráfico previo resultan de una estimación que tiene en cuenta el nivel de salud concreto de la población inmigrante, así como la esperanza de vida al nacer y otras variables que, como explica el estudio en la página 11, recoge un indicador elaborado por la UE.
El Defensor del Pueblo, en su estudio de 2019 mencionado anteriormente, recogió datos de uso de los servicios sanitarios extraídos de la Encuesta Nacional de Salud del año 2007. Los datos de consultas y realización de pruebas son muy similares entre ambos grupos, aunque los españoles superan en número medio de visitas al médico a los extranjeros. Las personas sin nacionalidad española solo presentan datos superiores a de los españoles respecto a «necesidad de asistencia médica no atendida en los últimos 12 meses». Es decir, que no la utilizan tanto.
Como explica el mismo estudio, el menor uso de los servicios sanitarios, pruebas diagnósticas y medicamentos por parte de los inmigrantes puede deberse a que más del 50 % de la población extranjera se encuentra en la franja de edad de entre 25 y 40 años, en la que los problemas de salud son menores. También es cierto que, dado que los extranjeros presentan tasas de pobreza más elevadas, su salud puede ser más mala y requerir mayor asistencia sanitaria, pero esto no se aprecia, o no tiene un volumen suficiente, para cambiar las tasas de uso de los servicios sanitarios.
Mercado laboral
Precarios, inestables y mal remunerados
«Los extranjeros tienden a concentrarse en mayor medida en determinados sectores y ocupaciones concretas en las que, probablemente, existe menos oferta por parte de trabajadores españoles», explica el informe anual de 2019 del Defensor del Pueblo. Se trata de sectores del mercado de trabajo «con mayor irregularidad, más precariedad, más inestabilidad, peor remuneración y, en suma, más vulnerables», concluye.
Hay sectores de la economía claramente dominados por los trabajadores con nacionalidad española y otros a los que se dedican prácticamente solo los extranjeros, sobre todo, de fuera de la Unión Europea. De hecho, un 70,7 % de los españoles está «muy de acuerdo» o «más bien de acuerdo» con el hecho de que los inmigrantes desempeñan trabajos que los españoles no quieren hacer, según datos del estudio Actitudes hacia la inmigración (X) del CIS.
Un estudio publicado en el British Journal of Industrial Relations concluye la existencia de segregación ocupacional entre los nativos españoles y los inmigrantes de fuera de la UE durante los primeros años después de su llegada. Otro estudio de 2024 la Fundación de Estudios Económicos Aplicados (FEDEA) y la Universidad Carlos III hace una revisión de literatura y explica que, aunque esta segregación ocupacional tiende a disminuir con el tiempo, «persisten desafíos en términos de calidad del empleo y segregación ocupacional, especialmente para los inmigrantes extracomunitarios, que frecuentemente se encuentran en trabajos poco cualificados y de baja remuneración».
De hecho, los inmigrantes están sobrerrepresentados en el sector agrario y de empleados del hogar. Mientras que en España existe un 13,4 % de residentes extranjeros (dato de 2023), los trabajadores extranjeros del sector agrario representan un 35 % del total. Los extranjeros empleados en el hogar, en especial mujeres, representan un 44 % del total. Aunque en menor medida, también existe una sobrerrepresentación entre los autónomos.
Los extranjeros tienen un salario un 30 % inferior al de los nacionales. Una brecha salarial que se debe, tal y como indica un estudio de FEDEA, al hecho de que «los inmigrantes tienden a ser más jóvenes, tener menos años de educación formal y, en muchos casos, ocupan empleos a tiempo parcial o con contratos temporales. Además, su presencia en puestos de trabajo cualificados y en el sector público es menor».
Del mismo modo, un estudio de 2024 del centro de investigación ISEAK expone cómo la tasa de pobreza laboral (de personas que trabajan) en España es muy superior en el caso de los extranjeros no comunitarios (29,5 %) que en el de los pertenecientes a la Unión Europea (18,3 %) y en el de los españoles (9,8 %).
Mujeres extranjeras: en el hogar
A finales de octubre de 2024, cinco de cada diez mujeres registradas en el régimen del hogar de la Seguridad Social eran extranjeras, según datos de la Seguridad Social. Además, no todas las que trabajan en trabajos domésticos están dadas de alta.
El hecho de que las mujeres extranjeras hayan cogido trabajos del hogar y los cuidados ha favorecido que las mujeres españolas salgan de casa y se incorporen al mercado laboral, explica el Informe sobre efectos y oportunidades de la inmigración en España, elaborado por el Consejo Económico y Social. La misma investigación atribuye a la migración un tercio del aumento del empleo de mujeres españolas calificadas con cargas familiares entre 1990 y 2008.
«Se estima que hasta un 80 % de las cuidadoras internas [que residen en la casa en la que trabajan] son extranjeras, y que la mayoría son explotadas en la economía sumergida, sin cotizar, con largas jornadas y salarios muy bajos, sin días libres ni vacaciones pagadas», según el estudio Mentiras y medias verdades sobre las personas migrantes de Amnistía Internacional.
Por otra parte, la brecha salarial de género también ha evolucionado diferente entre las mujeres pertenecientes a países de la UE y las europeas no pertenecientes a la UE.
No «roban» puestos de trabajo
Los inmigrantes son los más vulnerables a las fluctuaciones del mercado laboral y, sin concesiones de permisos de trabajo, muchos quedan relegados a la economía sumergida. Durante la crisis de 2008, por ejemplo, 800.000 extranjeros pasaron a trabajar en el mercado sumergido, según explicaba El País. Con la pandemia, tres de cada cuatro personas que trabajaban en negro perdieron todos sus ingresos, según Cáritas, y la pobreza entre las personas que dependían de este tipo de ingresos aumentó un 80 %, según la Organización Internacional del Trabajo.
De hecho, la población extranjera es la más susceptible a la creación y destrucción de empleo. «Los puestos de trabajo ocupados por los inmigrantes después de la crisis económica son mucho peores, mal remunerados e inestables» en comparación con los de las personas con nacionalidad española y «los inmigrantes suelen beneficiarse cuando aumenta la actividad económica, pero siguen siendo más vulnerables que los demás ante una crisis», explica Thomas Liebig, uno de los autores del informe de la OCDE sobre las perspectivas de la migración internacional en una entrevista en El País.
En Catalunya, los extranjeros afiliados a la Seguridad Social representan cerca del 18 % de la población afiliada, cifra que lleva años en aumento.
En los últimos quince años, los extranjeros han representado en torno al 15 % de los afiliados a la Seguridad Social, pero la concesión de autorizaciones de trabajo cayó en picado en la crisis de 2009 y no se ha recuperado.
Asimismo, la gran mayoría de los trabajadores ocupados en Catalunya son de nacionalidad española, aunque en los últimos años ha aumentado el porcentaje de extranjeros entre los ocupados. En 2019 representaban el 14,67 % y este año, el 19,89 %.
En 2024, la población extranjera en edad de trabajar era de 5.512.100 personas, de las cuales 3.804.500 eran población activa, es decir, casi un 70 %. En relación con estas cifras, el 81 % de la población extranjera activa está trabajando, frente a un 18 % que se encuentra en situación de desempleo.
Las cinco caras de la pobreza
1. Los más pobres
La mayoría de los catalanes más pobres nacieron en otro país. El 50 % de la población extranjera está entre el 20 % más pobre de la sociedad, pero no son los únicos pobres: los jóvenes, las mujeres, la precariedad laboral, el envejecimiento de la población y la proliferación de los sintecho son otros retos de la economía española, según el Defensor del Pueblo.
Los migrantes se encuentran en los deciles de renta más bajos, según datos de Idescat. Además, la renta media neta anual por persona es menor en el caso de las personas no españolas. En 2023, la de los autóctonos era de 17.417 euros y la de personas del resto del mundo, de 11.679 euros.
2. Más desempleo y salarios más bajos
La brecha salarial es una realidad desde que existen datos. La diferencia de ingresos es mayor entre los hombres que entre las mujeres. Los hombres españoles tienen los salarios más altos y las mujeres extranjeras, los más reducidos.
Los extranjeros de fuera de la UE son también los que tienen la tasa de desempleo más elevada.
3. Menos propiedades y más alquiler
Ocho de cada diez personas de nacionalidad española (consideradas personas de referencia del hogar) viven en hogares en propiedad. Por el contrario, algo más de dos de cada diez extranjeros no comunitarios viven bajo este régimen de tenencia: en su caso, predomina el alquiler.
Los extranjeros también viven en casas mucho más pequeñas.
Y destinan al pago de sus hogares un porcentaje mucho mayor que los nativos respecto al total de gastos.
En cualquier caso, es necesario recalcar que la inmigración no es responsable del aumento de los precios del alquiler, tal y como explicamos. Es cierto que la llegada de más personas afecta a la demanda de vivienda y, posiblemente, al aumento de precios. Sin embargo, los expertos afirman que la demanda de vivienda no ha crecido al mismo ritmo que la llegada de inmigrantes. Además, un estudio del Centro de Información y Documentación Internacionales en Barcelona (CIDOB) expone cómo la exclusión residencial de los inmigrantes, sobre todo durante los primeros años en el país, se debe a «la segregación residencial, al difícil acceso a viviendas dignas, al hacinamiento dentro de viviendas compartidas y a condiciones de habitabilidad paupérrimas». Gran parte de estos inmigrantes viven en barrios más degradados, incluso en viviendas fuera del mercado, junto con otros colectivos desfavorecidos dado que no pueden permitirse mejores condiciones, lo que acaba generando «guetos».
4. Más privaciones
Dado que los extranjeros presentan mayores tasas de pobreza y salarios más bajos, son también los que más privaciones materiales tienen. Mientras más de la mitad de los catalanes no se privan de ningún bien material, el número de extranjeros que sí lo hacen es del 70 %. En esa misma línea, son los que más privaciones de uno, dos y tres o más bienes tienen. De hecho, existe un porcentaje mayor de extranjeros que se privan de tres o más bienes que de extranjeros que no se privan de nada.
Por ejemplo, más del 50 % de los extranjeros no puede hacer frente a gastos imprevistos. Casi el 40 % no puede permitirse ni una semana de vacaciones al año y casi un 30 % no puede mantener su hogar a una temperatura adecuada.
5. Más dificultades para llegar a fin de mes
Las personas de nacionalidad extranjera no pertenecientes a la Unión Europea son las que tienen mayores dificultades para llegar a fin de mes. Si dentro de este colectivo sumamos a los que tienen diferentes grados de dificultades, son cerca del 50 % del total de extranjeros no comunitarios.