Las lluvias de marzo han vuelto a provocar desinformación sobre las previsiones de la Aemet: ha sido un invierno seco, pese a los mensajes virales

Desmontamos los argumentos que cuestionan el acierto del último pronóstico estacional

Desmontamos los argumentos que cuestionan el acierto del último pronóstico estacional

Titular de La Gaceta amb el filtre d'enganyós on s'assegura que l'Agència Estatal de Meteorologia va errar la seva predicció estacional pel darrer hivern
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¿Qué se ha dicho?

Que las últimas lluvias evidencian que el pronóstico de que el invierno sería «cálido y seco» que hizo Aemet fue erróneo.

¿Qué sabemos?

Que Aemet predijo que lo más probable era un invierno con menos lluvia de lo habitual, pero que había incertidumbres «muy elevadas». El invierno ha acabado siendo «muy cálido» y «seco» para el conjunto de España.

Corren por redes muchos mensajes que ridiculizan la predicción estacional de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para los pasados ​​meses de diciembre, enero y febrero, a partir de la cual diversos medios titularon en diciembre que el invierno sería una estación “cálida y seca”. Las publicaciones virales señalan a las lluvias de los primeros días de marzo para evidenciar una supuesta carencia de acierto en el pronóstico. También algunos portales como Libertad Digital y La Gaceta han escrito sendos textos en los que hablan de un «error en la predicción» o incluso de un «engaño climático».

Las publicaciones son ENGAÑOSAS. El pronóstico invernal de la Aemet hace referencia a los meses de diciembre, enero y febrero, lo que se conoce como invierno climatológico. Las lluvias abundantes de los primeros días de marzo corresponden a la primavera climatológica y, por tanto, no caen dentro del rango de la predicción ni la contradicen. De hecho, el pasado invierno fue confirmado como «muy cálido» y «seco en el conjunto de España». Además, las predicciones estacionales se dan en términos probabilísticos y tienen una precisión «limitada» en España.

«El «engaño» climático: del invierno «seco» que pronosticaba la AEMET a un mes de marzo que puede batir todos los registros de lluvia en España”

“La predicción estacional para el trimestre diciembre-enero-febrero […] muestra como escenario más probable el de temperaturas superiores a lo normal en todo el país”, explicaba Aemet en su web el 12 de diciembre de 2024. “En cuanto a precipitaciones, el escenario más probable es el de un invierno con menos lluvias de lo habitual. Las probabilidades son de un 40 a un 50% de que así sea, por lo que las incertidumbres en el pronóstico son muy elevadas”, continuaba la Agencia, que precisaba que “no hay una tendencia clara” para el área mediterránea. Este hecho también lo detallaba la predicción por áreas geográficas, archivada el 18 de diciembre.

Tres meses después, el balance ha sido de un invierno «muy cálido» (el sexto más caluroso desde que hay registros) y «seco» para el conjunto de España. Sin embargo, esto no quita que hayan existido diferencias entre territorios: mientras ha sido «entre normal y húmedo» en el oeste peninsular, excepto en puntos concretos de Asturias, Cantabria y el País Vasco, fue «seco o muy seco» en la mitad occidental.

«Las intensas y abundantes lluvias de los últimos días, así como un ambiente relativamente fresco […] se analizarán ya como datos propios de la primavera», concluye Rubén del Campo, portavoz de Aemet, en un hilo en X (antes Twitter).  La predicción es que la estación primaveral tenga «temperaturas por encima de lo normal en todo el país», pero «no hay una tendencia clara para las precipitaciones, y es tan probable que el trimestre sea más lluvioso de lo normal, como que sea más seco”.

Un pronóstico probabilístico

Las predicciones estacionales se expresan en términos de probabilidades, es decir, que miden cómo de probable es que la temperatura y la precipitación de un trimestre se sitúen en los valores típicos de la época del año, por encima o por debajo. La Aemet hace una predicción para el conjunto del territorio español, pero también diferencia por zonas geográficas, dada la variabilidad climática del estado.

Ninguna predicción actual de más de dos semanas tiene una fiabilidad elevada, indicaba hace dos años a Verificat Daniel San Martín Segura, director de Predictia, una organización que ofrece sistemas de modelización y gestión de datos en áreas como el clima. «En latitudes medias como Europa, el skill [la capacidad predictiva de los modelos de predicción] es superlimitada». Coincide el Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC), que en un artículo de 2013 en su web señalaba que las predicciones estacionales «se deben considerar como experimentales y en proceso de investigación» en las latitudes en las que nos encontramos. 

“Se utilizan modelos numéricos —modelos matemáticos que parten de las observaciones atmosféricas realizadas en ese momento—, que son como los que se utilizan [para las predicciones] a corto plazo”, resume San Martín. El experto señala que la diferencia principal del pronóstico estacional respecto a las predicciones meteorológicas es que la predicción se hace por conjuntos: «Se hacen perturbaciones en las condiciones iniciales, como la temperatura del agua del mar, y cada modelo arroja un montón de simulaciones diferentes», generando un conjunto de predicciones.

Rubén Del Campo apuntaba en conversación con Verificat que los mapas estacionales se obtienen a partir de “drivers o parámetros, [también los define como factores atmosféricos, oceánicos] que hacen que el tiempo a largo plazo en una escala estacional se comporte de una determinada forma”. Los meteorólogos, a través de ver cuál es la temperatura oceánica, o de si a lo largo de la estación habrá un fenómeno de El Niño o La Niña, pueden prever cambios «en la circulación atmosférica que pueden traducirse en más lluvias en nuestro territorio», concluye. Sin embargo, y tal y como recuerda en el hilo de X, la fiabilidad de estas predicciones estacionales es limitada.

El pronóstico estacional es diferente a las proyecciones climáticas

Algunos mensajes virales que critican el supuesto poco acierto de la predicción estacional deducen que, en consecuencia, las predicciones climatológicas a largo plazo que hace Aemet tampoco son fiables. La argumentación es ENGAÑOSA, porque la predicción meteorológica y las proyecciones climatológicas son conceptualmente diferentes, funcionan de manera diferente y emplean escalas temporales y espaciales distintas.

«Los miembros de la AEMET que en diciembre preveían que el invierno sería cálido y seco […] son los mismos que hablan de las catástrofes que tendrán lugar en 50 o 100 años, pese a que no son capaces de acertar ni a un mes vista

 El razonamiento sigue lo que los expertos en desinformación llaman una falsa equivalencia: se trata de una falacia lógica en la que los usuarios comparan dos cosas distintas que, en realidad, no son comparables entre sí. 

Las predicciones meteorológicas pronostican el tiempo que hará en un punto concreto y en un período de tiempo determinado y breve —habitualmente menor a dos semanas—, mientras que las proyecciones climáticas miden los cambios en la media de las condiciones meteorológicas a lo largo de muchos años (normalmente 30) y para regiones geográficas más amplias, tal y como explica la Universidad de Reading en un blog.

“Las proyecciones climáticas incluyen simulaciones a largo plazo de las condiciones climáticas del futuro basadas en diversos escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero y otros factores socioeconómicos. Estas proyecciones se extienden a lo largo de décadas y siglos y no son predicciones de eventos meteorológicos futuros, sino de escenarios de cómo puede cambiar el clima bajo diferentes asunciones de las actividades humanas y los procesos naturales”, explica el Centro de Información de la Tierra de Estados Unidos en su web.

Estas proyecciones climáticas no las realiza solo la Aemet, sino que son fruto del acuerdo y el consenso de decenas de artículos científicos que revisa periódicamente el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la fuente con mayor autoridad en la materia.

La entidad evaluó los impactos de la crisis climática en la cuenca mediterránea en un informe de 2022, en el que consideró a la zona como un “punto caliente” del cambio climático. En concreto, concluyó que «es probable» que a lo largo del siglo XXI «la temperatura del aire y del mar y sus extremos (en especial las olas de calor) sigan aumentando más que la media global», y que el nivel del mar «seguirá subiendo durante las próximas décadas y siglos», entre otros.

En cuanto a las precipitaciones, no existe un patrón claro en el conjunto de España. La media del total de lluvia caída en el territorio no ha cambiado demasiado en los últimos 40 años, tal y como explicamos, pero sí cambia la forma en que cae: suele concentrarse en episodios más breves, intensos, y separados en el tiempo. En el conjunto de Catalunya sucede algo similar.