La cerveza no es mejor para la salud que el agua, a diferencia de lo que afirman varias publicaciones virales
El estudio en que se basan las publicaciones habla de la Inglaterra del siglo XVIII y en ningún caso hace referencia a la actualidad.
El estudio en que se basan las publicaciones habla de la Inglaterra del siglo XVIII y en ningún caso hace referencia a la actualidad.
¿Qué se ha dicho?
Que beber cerveza es mejor para la salud que beber agua, según un estudio.
¿Qué sabemos?
Que la investigación en que se basan estas afirmaciones analiza un momento histórico muy concreto en Inglaterra en que las fuentes de agua estaban contaminadas, y no se aplica a la actualidad.
Varias publicaciones virales en las redes sociales, así como algunos medios de comunicación, han recogido que, según un estudio, beber cerveza es más saludable que beber agua. Es ENGAÑOSO.
El paper al que hacen referencia los artículos publicados concluye que, en el siglo XVIII, en Inglaterra, beber la cerveza que se fabricaba entonces era más sano que beber el agua en muchos lugares, puesto que solía estar contaminada, pero no hace referencia a la actualidad. De hecho, la evidencia científica considera que beber alcohol, incluso en cantidades pequeñas, es perjudicial para la salud.
«Beber cerveza es más saludable que beber agua, según un estudio»
El estudio, publicado en el Journal of Development Economics, concluye que, durante el siglo XVIII, la escasez de cerveza en Inglaterra se relacionaba con una mayor mortalidad, especialmente en los meses de verano. Es decir que, según el artículo, en aquella época era más seguro beber cerveza que agua. Los autores dan tres razones principales. La primera, que el agua que se utilizaba para elaborarla se hervía previamente, lo que eliminaba gran parte de los patógenos, como los causantes del cólera o la fiebre tifoide. La segunda, que el alcohol presente hacía de antiséptico para combatir aquellos organismos que hubieran quedado vivos.
Finalmente, explican, la cerveza tenía mucha menos graduación (0,75% de alcohol por volumen) que la actual, lo que “la haría estar más cerca del agua purificada”. Los diversos factores “sugieren que la cerveza tenía muchos de los beneficios del agua purificada con menos riesgos para la salud asociados respecto a los de su consumo actual”.
En ningún momento los autores hacen referencia al hecho de que los resultados se puedan extrapolar a la situación actual. El «artículo es muy claro en el contexto histórico», aclara en un correo a Verificat Francisca M Antman, profesora del departamento de Economía a la Universidad de Colorado Boulder, y una de las autoras del artículo. De hecho, la autora recoge en las conclusiones que “esta investigación subraya la importancia de las bebidas alternativas para la historia e incide en la importancia del acceso a agua limpia para la salud humana y el desarrollo económico”. Igualmente, añaden, se puede aprender de la experiencia histórica para aquellas zonas donde, todavía, las tecnologías para mejorar la calidad del agua no están al alcance de todo el mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), calcula que más de medio millón de personas mueren cada año al mundo a causa de enfermedades transmitidas por agua contaminada, como el cólera, la polio o la fiebre tifoidea, entre otras.
Está demostrado que el alcohol tiene riesgos para la salud
Cada cierto tiempo surgen noticias similares a esta que recogen que el consumo moderado de bebidas alcohólicas como la cerveza o el vino puede llegar a ser saludable. Aun así, tal y como apunta la OMS en su web, “ningún nivel de consumo de alcohol es seguro para la salud” y, de hecho, una revisión reciente concluye que “los estudios sobre los beneficios del consumo moderado de alcohol utilizan métodos sesgados”.
Como ya explicamos en un artículo en colaboración con El Periódico, está extendida la idea que bebidas fermentadas como las mencionadas son beneficiosas para la salud a causa de los polifenoles, unos antioxidantes que podrían tener propiedades positivas en la prevención de ciertas enfermedades cardiovasculares.
Ahora bien, “a pesar de que el consumo de alcohol, de leve a moderado, podría disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad, el efecto neto del alcohol es perjudicial”, concluía un estudio prospectivo publicado en el British Medical Journal en 2011. Los autores añaden que “no se tiene que recomendar el consumo de alcohol para prevenir la enfermedad cardiovascular o la mortalidad por todas las causas”.
En esta línea, la evidencia científica sostiene que el consumo de alcohol, incluso lo que se consideran dosis moderadas – como una copa de vino o de cerveza al día para mujeres o dos en hombres – aumenta el riesgo de desarrollar cáncer. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) incide en su Código Europeo contra el Cáncer en que “hay una relación causal entre el consumo de bebidas alcohólicas y el cáncer oral, de faringe, laringe, esófago, hígado, colon y recto y mama, incluso a niveles de ingesta bajos y moderados”.