¿Cuál es la diferencia entre emergencia climática y crisis climática?
Te explicamos el significado y las diferencias de términos como cambio climático, crisis climática o efecto invernadero
La gran variedad de conceptos sobre el cambio climático a veces lleva a confundir términos como calentamiento global, emergencia climática o efecto invernadero. Parecen lo mismo, pero no lo son. Te explicamos su significado y las diferencias entre ellos.
Cambio climático
Se refiere, tal y como señala Naciones Unidas (UN, por las siglas en inglés) en su web, a “aquellos cambios en las temperaturas y en los patrones climáticos” que, desde el siglo XIX, tienen como motor principal la acción humana.
Si bien es cierto que el clima del planeta cambia desde que existe el mismo, las variaciones climáticas que se están experimentando “no tienen precedentes desde hace cientos de miles de años”, según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, (IPCC en inglés) la autoridad científica líder a nivel mundial en cambio climático.
Las consecuencias de este fenómeno no solo tienen implicaciones irreversibles en la naturaleza, sino que también se ven reflejadas en la salud de las personas, en el incremento de refugiados climáticos y en los problemas de acceso al agua, entre otros.
Calentamiento global
En ocasiones, se usa como sinónimo de cambio climático, pero no son lo mismo. Entendemos el calentamiento global como el “aumento estimado de la temperatura media global en superficie promediada durante un período de 30 años, o durante el período de 30 años centrado en un decenio particular, expresado en relación con los niveles preindustriales”, tal como señala el IPCC en su glosario de términos. La NASA lo resume en su web como “el rápido aumento de la temperatura promedio de la superficie de la Tierra durante el siglo pasado”.
Este inusual incremento de las temperaturas ha alcanzado “aproximadamente 1 °C (…) por encima de los niveles preindustriales, aumentando 0,2 °C por década” según el IPCC, y sus consecuencias reflejan el cambio climático que estamos experimentando. Este calentamiento global ha sido causado principalmente por la acción humana, a través de la emisión de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO₂).
Hay que recordar que, cuando hablamos de niveles preindustriales, el IPCC lo considera como el periodo que va desde 1850 a 1900, pero otras entidades científicas sitúan el origen en torno al siglo XVIII, como la NASA.
Efecto invernadero
Es un proceso natural en el que la atmósfera se calienta debido a la presencia de gases como el vapor de agua (H₂O), el ozono (O3), el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4) o el dióxido de carbono (CO₂), entre otros.
La atmósfera contiene estos gases, y actúa como una capa protectora que deja pasar parte de los rayos de Sol que inciden en la superficie de la Tierra. Pero en lugar de que la energía acumulada salga reflejada hacia el espacio de nuevo, los gases de efecto invernadero de la atmósfera absorbe parte de la energía infrarroja y la devuelve al interior.
Esto es importante ya que, gracias a este proceso de captación de calor a través de los gases de efecto invernadero, se produce una regulación de las temperaturas y da lugar a las condiciones necesarias para que la vida sea posible. Sin embargo, la quema de combustibles fósiles como el carbón o el petróleo —del que se obtiene la mayor parte de la energía— emite enormes cantidades de CO₂ que quedan atrapados en la atmósfera y, por tanto, desequilibra el balance adecuado de las temperaturas, favoreciendo así el calentamiento global.
Crisis climática
Es un término que hace referencia al cambio climático actual, pero que se utiliza con el objetivo de acentuarlo como un problema urgente y con graves consecuencias en la temperatura global del planeta. “El nivel de crisis climática se refiere al agravio y los daños que están causando esta transformación en el clima”, explica a Verificat Albert Llausàs i Pascual, profesor agregado Serra Húnter del área de Geografía Humana de la Universidad de Girona, sin embargo, “no hay ninguna definición normativa para denominar este concepto”, aclara Llausàs.
Es difícil concretar una fecha exacta alrededor del término “crisis climática”, pero se empieza a observar su uso alrededor de 1992, a través de figuras políticas como Albert Arnold Gore –más conocido como Al Gore, vicepresidente de los Estados Unidos entre 1993 y 2001— en su libro “Earth In Balance: Forging a New Common Purpose”.
A partir de los 2000 se observa su uso en movimientos activistas medioambientales como “Climate Crisis Coalition” en el 2004, el documental “An Inconvenient Truth” en el año 2006 y en el discurso de Albert Arnold Gore al recibir el premio Nobel en el año 2007. Asimismo, este concepto se utilizó en 2010 en espacios como el Foro de Vulnerabilidad Climática, una organización internacional formada por los países más afectados por el cambio climático para afrontar su impacto. Su uso sigue estando presente a día de hoy, tanto en activistas climáticas como Greta Thunberg como en los discursos emitidos por António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, durante la COP27.
Emergencia climática
La “emergencia climática” también está muy ligada a la esfera política y, con frecuencia, tanto “crisis climática” como “emergencia climática” se usan como un mismo término, aunque no sean exactamente iguales.
El término “emergencia climática” aparece a partir del año 2016 y hace referencia a una situación límite que requiere una solución inmediata en el presente. Su uso está vinculado a una acción posterior mediada por autoridades gubernamentales, como declaraciones de emergencia climática que distintos estados tomaron para priorizar los efectos del cambio climático. Llausàs explica que esta diferencia es una cuestión de matices: “La crisis climática es subyacente, y hace referencia a la disrupción respecto al régimen climático que habíamos tenido históricamente. Pero la emergencia pertenece al ámbito de la reacción humana” y, por tanto, “su existencia depende de si este estado de emergencia se declara para afrontar la crisis”.
La ciudad de Darebin (Austràlia) fue la primera en realizar una “Declaración de emergencia climática”, en 2016. Otros casos destacados fueron los del Reino Unido e Irlanda, cuyos gobiernos declararon entre 2019 y 2020 la emergencia climática. A día de hoy, ha sido declarada en 2291 jurisdicciones y gobiernos locales, 18 gobiernos nacionales, así como en la Unión Europea.
La terminología, a debate
Tanto “emergencia climática” como “crisis climática” son dos conceptos muy ligados a la esfera política y pública, pero su uso es un debate en el ámbito científico: “En ningún informe del IPCC tienes el concepto de emergencia climática”, explica Francisco Doblas-Reyes, director del departamento de Ciencias de la Tierra del Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona (BSC-CNS), y autor del IPCC, a Verificat.
Doblas explica que la razón por la cual estos conceptos no se llegan a incluir en el informe se debe a que “desde el punto de vista climático no tiene sentido, puesto que no hay una emergencia como tal a nivel científico. No es algo que esté definido”. De la misma manera, tras consultar con la Unidad de Soporte Técnico del Working Group II del IPCC, destacan que estos conceptos “no han jugado un rol en nuestra última evaluación del informe”, pero que sí se utilizan conceptos como “cambio climático” y “creciente urgencia de acción climática, tal y como se hace en la literatura científica que se evalúa en sus informes”.
Sin embargo, sí que hay entornos científicos donde esta terminología se emplea según expertos consultados por Verificat. “Desde el ámbito de la Geografía la tendemos a usar cuando se quiere enfatizar la necesidad de actuar”, explica Llausàs, y “tal vez empleamos más el término de crisis que emergencia, sobre todo cuando hablamos de los efectos del cambio climático”.
Medios de comunicación como The Guardian han entrado en este debate. En el año 2019 declararon abiertamente un cambio de terminología en su libro de estilo debido a que el término de cambio climático “ya no se considera que refleje con precisión la gravedad de la situación general”. No obstante, esto no quiere decir que The Guardian renuncie a conceptos como cambio climático o calentamiento global, pero pide que se use en contextos donde se trate del asunto “específicamente en un sentido científico o geofísico”.