Filtros de belleza y retoques de Photoshop: un engaño difícil de detectar
Estos retoques no están regulados en España y promueven unos ideales imposibles de lograr
El uso de filtros de belleza en las redes sociales no tiene filtro, nunca mejor dicho. Nos podemos cambiar el color de los ojos, afilarnos la nariz o ponernos labios, y lo que es mejor, todo esto podemos hacerlo desde el sofá de casa, sin pasar por quirófano ni gastar ni un euro. Hasta aquí todo parece positivo. "Las personas pueden (…) eliminar incluso las imperfecciones más leves", explicaba un artículo publicado en Nursing en 2019.
Sin embargo, estos filtros de belleza pueden ser perjudiciales para nosotros. El mismo artículo apunta que "todo a nuestro alrededor se centra en la belleza", y que incluso las modelos "están retocadas para que se las vea 'perfectas', en cierto modo inalcanzables". Está claro que, si estos son los mensajes que recibimos, buscaremos parecernos a ese ideal.
El problema es que muchas de estas imágenes están retocadas y no son reales. Por tanto, están creando un ideal imaginario, ficticio, imposible de alcanzar. ¿Cómo detectamos si las imágenes que nos salen cuando hacemos scroll en Instagram, en apariencia tan perfectas, están retocadas o llevan algún filtro?
Atención al detalle
Instagram ya ha implementado una característica que te indica, justo debajo del nombre de usuario, si se ha utilizado un filtro en una story o en un reels —las imágenes que duran 24 horas colgadas en el perfil de la persona, y los vídeos que te permite editar la plataforma, respectivamente. Pero esto no se indica si la foto no se ha hecho directamente con la aplicación, y tampoco se muestra en caso de que sea una publicación en el feed. Así que, por ahora, esa opción es limitada. Lo mismo con TikTok u otras redes: no existe una política universal e implementada que regule estos avisos.
Ante una foto que sospechas que puede estar retocada, lo primero es observar bien la imagen. Si algo llama tu atención, estira de ese hilo. Hay algunos puntos clave en los que podemos fijarnos para saber si lo que estamos viendo es real: la piel, por ejemplo, debe hacernos sospechar si en la foto parece muy lisa o sin ninguna “imperfección”. Si la persona aparece con unos ojos de color muy llamativo, probablemente se tratará de un filtro o un retoque, igual que si sale con unos labios exagerados o unas pestañas kilométricas. Hay características que, de tan exageradas, se detectan fácilmente.
Una regulación en proceso
Cuando hablamos de retoques profesionales, la cosa se complica. Por eso, algunos organismos han puesto el tema sobre la mesa y piden una regulación. Por ejemplo, la Autoridad de normas de publicidad (ASA), un organismo que controla la publicidad en Reino Unido, ha emitido ya dos dictámenes relacionados con usar filtros para simular el efecto real de un producto (1,2)
Algunos países que ya cuentan con regulación al respecto son Noruega, donde los instagramers y las marcas deben indicarlo si las imágenes que publican con finalidad comercial llevan filtro o se han editado con Photoshop (aquí se puede ver la legislación), y Francia, que obliga a las publicaciones sobre moda a indicar si las fotos han sido retocadas (aquí la legislación).
En España todavía no disponemos de normativas al respecto, pero Más País propuso "crear un identificador de uso obligatorio por parte de marcas e influencers para etiquetar en las redes sociales todos los contenidos de imágenes en los que la realidad se ha alterado con herramientas digitales", según explicaba Newtral, una plataforma de verificación miembro de la International Fact-Checking Network. La propuesta no tiene ningún valor legislativo, ya que se hizo a partir de una proposición de no ley en el Congreso, pero sí obligará a los grupos a posicionarse al respecto.
Está claro que es uno de los temas del momento, y aunque siempre damos mucha importancia a la primera impresión, deberemos aceptar que esta ya no es tan fiable como lo era en la época pre-filtros.