No se ha demostrado que el mar esté enfriándose, sino todo lo contrario
¿Qué se ha dicho? Que los sensores de las boyas del proyecto Argo han mostrado …
¿Qué se ha dicho?
Que los sensores de las boyas del proyecto Argo han mostrado un descenso de la temperatura del mar
¿Qué sabemos?
Que las temperaturas de los océanos están aumentando de forma generalizada, y que los datos que arrojan las boyas de Argo así lo muestran
Nos habéis hecho llegar un vídeo de Tiktok en el que un narrador en voz en off asegura que los sensores de las boyas del océano de un proyecto llamado Argo “muestran una caída generalizada de la temperatura” de los mares. Es FALSO. Las boyas no están detectando un descenso generalizado de las temperaturas, sino un aumento. Los últimos informes del IPCC, la entidad científica líder en la evaluación del cambio climático, demuestran que las temperaturas oceánicas se han incrementado a una velocidad promedio de 0,1°C por década en los primeros 75 metros de la columna de agua en el periodo que va de 1971 a 2010, y 0,015°C por década en los primeros 2000 metros.
Existe un sistema llamado Argo; consiste de una red de 3341 boyas con sensores de profundidad de hasta 100 metros que están conectadas a satélites especiales […] Los sensores muestran una caída generalizada de la temperatura [de los océanos]
El vídeo ha sido difundido en Tiktok por un hombre que, entre otras cosas, apoya la teoría de la conspiración de los chemtrails, especula sobre el origen de las hepatitis infantiles graves y alerta sobre el supuesto aumento de casos de ‘repentinitis’.
En todos sus vídeos, el número de visualizaciones es variable —van desde las 200 reproducciones hasta las 200.000— pero contienen narrativas falsas que ya hemos desmentido en Verificat (aquí, aquí y aquí).
En esta ocasión, el usuario señala que “habéis sido engañados” con el “cuento del cambio climático y climática”, a lo que sigue un vídeo narrado por una voz en off distinta que asegura que, gracias a los datos ofrecidos por el proyecto Argo, los científicos han observado “una caída generalizada de la temperatura [de los océanos]".
Ya hemos hablado (aquí y aquí) de que existe un consenso científico global respecto a la ocurrencia del cambio climático y a su origen antropogénico —el ser humano como principal promotor— . Contrariamente a lo que uno pueda imaginar, buena parte de los gases de efecto invernadero (GEI) no se quedan suspendidos en la atmósfera ni atrapados entre la superficie de la Tierra y la capa de ozono: un tercio de los GEI son, en su mayoría, absorbidos por los océanos, razón por la cual una de las consecuencias de la emisión de estos gases es precisamente la acidificación del mar.
Además, los informes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, la entidad científica líder en la evaluación del cambio climático, estiman que más del 90% del calentamiento que ha ocurrido en la Tierra durante los últimos 50 años ha tenido lugar en el océano.
Los mares se están calentando y hay pruebas de ello
Los científicos han determinado que las temperaturas de los océanos han estado aumentando durante décadas. El último informe del IPCC señala que “las temperaturas globales de la superficie del mar se han incrementado tanto desde principios del siglo XX como a partir de los años 1950”, y que “la temperatura media de la superficie del mar (SST, en inglés) de los océanos Índico, Atlántico, y Pacífico se ha incrementado en 0,65ºC, 0,41ºC y 0,31ºC, respectivamente entre el periodo 1950 y 2009”.
Si nos vamos a capas más profundas del océano, encontraremos una situación similar. Según un estudio publicado en 2012 en la revista Geophysical Research Letters, el océano profundo también está afectado, con un tercio del exceso del calor absorbido a más de 700 metros bajo la superficie.
Sí que es verdad que, tal y como indica a Verificat Alberto González Santana, técnico superior de i+D+I del Instituto Español de Oceanografía (IEO), existen “zonas de los océanos donde se producen enfriamientos” pero están en cualquier caso localizadas. “Existe un aumento de contenido de calor en los océanos Índico y Pacífico Sur, y en menor medida, en el Atlántico Sur. Mientras que existen zonas, como el Océano Atlántico Norte y Pacífico Norte, en los que existe una compensación entre zonas cálidas y otras más frías. Por eso tienen una tasa de calentamiento más débil”, indica.
El origen del rumor
Como en buena parte de la desinformación que circula por internet, el origen del rumor acerca enfriamiento de los océanos tiene su parte de verdad. Según cuenta la NASA en su web, este data del año 2006, cuando el oceanógrafo Josh Willis detectó que estaba teniendo lugar un enfriamiento después de haber volcado los datos de temperatura oceánica para la serie 2003-2005 tomados por el Laboratorio Ambiental Marino del Pacífico, en Seattle (EE UU) y obtenidos gracias a las boyas de Argo. Sin embargo, en Virginia otros investigadores recopilaron sus propios datos y observaron que no había concordancia con los de Willis.
A partir de ese momento, el científico de Seattle comenzó a indagar para comprobar exactamente qué había sucedido, y descubrió que el enfriamiento se debía a problemas tanto en los datos XBT obtenidos anteriormente (un tipo de dato sacado en tiempo real de unas sondas de temperatura) como a problemas de software en un grupo de boyas de Argo del Atlántico Norte. Es decir, que en realidad, las temperaturas del océano sí habían aumentado. Sin embargo, y a pesar de que el propio Willis publicó una corrección de su estudio, el rumor ha perdurado hasta nuestros días.
El proyecto Argo
González añade que Argo es “la ‘pata principal’ del Sistema Global de Observación Oceánica (Global Ocean Observing System o GOOS, en inglés)”, un programa que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) define como un sistema mundial de observación, modelización y análisis de variables oceánicas y marinas para apoyar los servicios de información oceánicos en todo el mundo.
Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés), “cada 10 días más o menos [las boyas] ascienden a través del agua, registrando la temperatura (y la salinidad) a medida que ascienden. Cuando un flotador llega a la superficie, envía su ubicación y otra información a los científicos vía satélite y luego vuelve a descender”-
Pero el GOOS no solo se nutre de los datos que suministran las boyas de Argo, sino de otras herramientas como “satélites, gliders, boyas meteorológicas, drifters, fondeos o barcos”, insiste González.
Otras imprecisiones del vídeo
La voz en off señala que el proyecto Argo “consiste de una red de 3.341 boyas”, pero en realidad el número de boyas “fluctúa porque tienen una vida media de 3,5 años”. González explica que, a día de hoy, “la red se compone de 3.791 boyas”.
Además, en el vídeo el narrador asegura que las boyas están ubicadas a 100 metros de profundidad, pero es un dato falso: tal y como recuerda González, en realidad están localizadas hasta los 2.000 metros de profundidad, aunque en la actualidad los ingenieros del proyecto están desarrollando boyas que lleguen incluso más hondo, hasta los 6.000 metros de profundidad, “para comprobar cómo se comporta el océano desde la superficie hasta el fondo”, dado que han observado que “en el océano profundo se empiezan a encontrar valores más altos de temperatura”.