Los coches eléctricos no contaminan «mil veces más» que los diésel, como asegura un mensaje viral

La cifra no es correcta para ningún tipo de contaminación, especialmente la del aire


Nos habéis preguntado por un mensaje de texto de Telegram que, acompañado de un vídeo del periodista Federico Jiménez Losantos, apunta que los coches eléctricos contaminan “mil veces más que un diésel” en todo su ciclo de vida, desde la extracción de materias primas hasta que se convierten en residuo. Es FALSO. La cifra no es correcta para ningún tipo de contaminación, especialmente la del aire, de la que existe mayor evidencia científica. En otras contaminaciones, sobre ríos, lagos y tierra, los estudios son más limitados, pero en ningún caso aparece la cifra de “mil veces más contaminante”.

Teniendo en cuenta todo el ciclo de vida de los coches —desde su fabricación hasta el final de su vida útil—, los estudios más recientes demuestran que los vehículos eléctricos emiten menos gases de efecto invernadero que sus equivalentes que funcionan con diesel en la mayor parte de países europeos, también España, aunque es cierto que en su fase de fabricación las emisiones de GEI pueden ser superiores. Para otros indicadores con menor impacto sobre el cambio climático, como la polución de ecosistemas marinos o terrestres, la evidencia es limitada y no permite asegurar que uno u otro vehículo sea mejor.

“Un coche eléctrico contamina mil veces más en su construcción, vida de uso y rechazo que uno diésel en el mismo transcurso”

La contaminación es un concepto muy amplio que comprende varios indicadores medioambientales: desde la emisión de gases de efecto invernadero hasta la contaminación de aguas y suelos, pasando por la polución del aire por óxidos de nitrógeno o partículas en suspensión, o la contaminación acústica.

Tras una búsqueda por la literatura científica disponible y por las últimas revisiones sistemáticas publicadas al respecto, Verificat no ha encontrado ningún estudio o informe según el cual los coches eléctricos contaminen mil veces más que los vehículos de combustión en ninguno de los apartados mencionados. Algunos artículos sí apuntan que la contaminación de sistemas de agua dulce y del suelo, y la emisión de sustancias tóxicas para los humanos es mayor que la de los vehículos diésel, pero cabe decir que la evidencia es reducida en estos aspectos, y en ella hay trabajos contradictorios al respecto. El texto de Telegram que estamos verificando tampoco aporta la fuente de la que saca el supuesto dato.

Menos gases de efecto invernadero

El cuerpo de la investigación sobre contaminación de los vehículos eléctricos se centra esencialmente en sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en comparación con los vehículos convencionales impulsados por motores de gasolina o diesel. Estas emisiones, que representan el principal impacto ambiental del sector automovilístico, se conocen con el nombre “huella de carbono”.

Aunque las emisiones de GEI de los vehículos eléctricos, que se producen mayoritariamente en las fases de fabricación y uso del vehículo, dependen de las características del vehículo (tamaño, potencia, peso, etc.) y del mix energético del país —o sea, de si la electricidad que utilizan para funcionar proviene de fuentes renovables o no renovables—, los estudios más recientes apuntan a que, en la mayoría de países europeos —entre ellos España—, y estadounidenses, son inferiores a las de los sus equivalentes que funcionan con diesel.

Por lo general, las emisiones asociadas a la fabricación son mayores para los vehículos eléctricos, pero se compensan a medida que el coche suma kilómetros. Con el mix energético español, después de menos de “4 años en funcionamiento […] el vehículo de combustión tiene ya unas emisiones acumuladas que irán por encima del vehículo eléctrico [de características equivalentes] y creciente”, explica a Verificat Olga Alcaraz, miembro del Instituto de Investigación Universitaria para la Ciencia y Tecnología de Sostenibilidad (CITES) en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC).

En 2015, las emisiones asociadas a los vehículos eléctricos en España fueron un 37,6% inferiores a las alternativas fósiles, según un amplio estudio de Nature publicado en 2020. Una revisión elaborada por la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA, por las siglas en inglés) cifró la reducción de emisiones respecto a los vehículos diésel en el conjunto de la Unión Europea entre un 17 y un 21 % con datos de 2018.

Una situación similar se da en Estados Unidos. Incluso en los estados en los que la generación de electricidad depende más fuertemente de las fuentes de energía basadas en carbono y donde, por tanto, las emisiones asociadas al funcionamiento del vehículo son más elevadas, las emisiones totales de los vehículos eléctricos son inferiores a las de los que funcionan con diesel o gasolina, según un aplicativo del Departamento de Energía de Estados Unidos. Una herramienta desarrollada por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) llega a las mismas conclusiones, diferenciando según las características de cada vehículo.

A raíz de estos datos, la Unión Europea ha pactado la prohibición de vender vehículos basados en combustibles fósiles a partir de 2035. Los coches y furgonetas que funcionan con combustión interna ya no tendrán lugar en el mercado automovilístico europeo.

Otras fuentes de contaminación

La investigación científica del impacto ambiental de los coches eléctricos se ha centrado principalmente en las emisiones de GEI, de modo que la evidencia respecto a otros indicadores de esta tecnología es más reducida y, por tanto, la comparación de los impactos entre unos y otros vehículos en estos campos, más incierta.

La revisión del EEA apunta que el vehículo eléctrico puede contribuir a una mejora en la calidad del aire de forma local en las ciudades, pero que esta posible mejora depende del origen fósil o renovable de la electricidad, así como de la ubicación de las centrales eléctricas. Si están lejos de centros urbanos, es más probable que mejore la calidad del aire en las ciudades.

Un escenario similar se dibuja con la contaminación acústica, que depende de la velocidad de circulación. El indicador mejora cuando la velocidad del vehículo es inferior a 30 km/h, pero se equipara con el vehículo convencional a medida que la rapidez se incrementa. Por otra parte, la evidencia respecto a la polución de los ecosistemas terrestres y acuáticos no es demasiado amplia y no permite asegurar que uno u otro vehículo salga beneficiado de forma general, dado que diferentes estudios han encontrado resultados contradictorios.

El trabajo de la agencia europea sí apunta que "la investigación sugiere que los vehículos eléctricos podrían ser responsables de mayores impactos negativos" en cuanto a la liberación de sustancias tóxicas para los humanos en el medio ambiente que los de diesel o gasolina, aunque apunta que la literatura científica al respecto "es limitada". Uno de los trabajos revisados cifra estas emisiones en cuatro veces mayores que las de los vehículos convencionales, pero la cifra no se replica en otros trabajos. En cualquier caso, "el cambio climático como consecuencia del calentamiento global contribuye más al daño sobre la salud humana causada por los vehículos" que este incremento en toxicidad, según evalúa una revisión de 2014.

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