¿Es verdad que las vacunas contra la covid-19 tienen más efectos secundarios que ninguna otra?
Se podría afirmar que las vacunas frente al SARS-CoV-2 son reactogénicas, pero no difieren mucho de las usadas sistemáticamente en adultos
En una conferencia online organizada por la Universidad Autónoma de Querétaro, una mujer identificada como Karina Acevedo, inmunóloga e investigadora, cita las declaraciones de Eric Caumes, jefe de enfermedades infecciosas del hospital Pitié-Salpêtrière de París, que asegura que las inyecciones contra la covid-19 son las que tienen “la mayor tasa de efectos adversos en una vacuna”. Es engañoso, aunque el médico sí lo afirmó antes de conocer los efectos secundarios definitivos de las vacunas, luego él mismo lo lo desmintió.
“El profesor Eric Caumes dijo a finales de diciembre que aunque estaba seguro de que la vacunación es lo único que nos sacará de esta situación, nunca había visto una tasa tan alta de efectos adversos en una vacuna”
En el vídeo, Acevedo muestra una imagen de Eric Caumes, bajo la cual están escritas unas supuestas declaraciones del experto en las que, aparentemente, dijo que “aunque estaba seguro de que la vacunación es lo único que nos sacará de esta situación, nunca había visto una tasa tan alta de efectos adversos en una vacuna”. Lo que no indica Acevedo es que tales declaraciones están en realidad descontextualizadas: cuando el científico mencionó la lista de efectos secundarios, se estaba basando en un documento preliminar de los posibles efectos adversos de la inyección de Pfizer. El mismo Caumes lo explicó en un programa de televisión francés, donde se desdice a los pocos días, y tras la publicación de un artículo científico en The New England Journal of Medicine (NEJM). Para entonces el médico apunta que dichos efectos “son frecuentes pero leves”.
Reacciones comunes pero sin gravedad
“En general, se ha visto que todas las vacunas COVID-19 generan más efectos secundarios que muchas otras vacunas que conocemos. Es decir, se las clasifica como vacunas reactógenas”, indica a Verificat Adelaida Sarukhan, inmunóloga y redactora científica del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Sin embargo, añade, “la gran mayoría de estos efectos son leves —dolor de cabeza, dolor muscular, fatiga, reacciones locales cutáneas, etc…— y desaparecen tras un par de días”.
En cuanto a efectos adversos más graves, se sabe que las de ARN mensajero —Pfizer y Moderna— han provocado algunas reacciones alérgicas graves (anafilaxia), lo que sucede también con otras vacunas o medicamentos y son fáciles de identificar y tratar”, señala la experta. La vacunación masiva con AstraZeneca y Jannsen ha revelado otro efecto adverso muy poco frecuente, pero de mayor gravedad: trombosis cerebrales asociadas a una disminución de plaquetas.
Comparar los efectos adversos de cada vacuna es “muy difícil”
La reactogenicidad depende de numerosos factores, como la dosis, los ingredientes que lleva, la forma de aplicación (simultáneas o combinadas) o el tipo de vacuna que es. Por ejemplo, las vacunas con virus atenuados suelen ser “más inestables, más difíciles de producir, y más reactógenas” que las vacunas de virus inactivados o muertos, tal y como recoge la Asociación Española de Vacunología (AEV).
Por eso, no se pueden comparar exactamente los efectos secundarios. “Una vacuna reactogénica es la de difteria/tétanos en el caso de haber recibido varias dosis con anterioridad”, señala a Verificat José Antonio Navarro-Alonso, médico especialista en Pediatría, experto en vacunación covid-19 y uno de los fundadores de la AEV, que también pone como ejemplo la del herpes zóster (HZ/su) y la de la gripe, que también puede ser “especialmente reactogénica en las primeras temporadas en las que se recibe”.
En definitiva, se podría afirmar que las vacunas frente al SARS-CoV-2 son reactogénicas pero, según Navarro-Alonso, “en líneas generales, no difieren significativamente de otras que se utilizan sistemáticamente en el adulto”.