Es impreciso afirmar que las desigualdades han aumentado en Europa, como asegura Montilla
La desigualdad es un concepto muy amplio que se puede analizar desde muchos puntos de vista y no permite conclusiones fáciles
La desigualdad es un concepto muy amplio que se puede analizar desde muchos puntos de vista y no permite conclusiones fáciles
¿Qué se ha dicho?
Que las desigualdades en Europa han aumentado en los últimos años.
¿Qué sabemos?
Que la desigualdad es un concepto muy amplio que se puede analizar desde muchos puntos de vista y que es complejo llegar a conclusiones firmes.
El expresidente de la Generalitat, José Montilla, afirmó en una entrevista a Els Matins de 3Cat (minuto 3:05) que “en Europa, en los países occidentales, la desigualdad ha crecido”. Montilla no explicita si se refiere a los países occidentales de Europa o a Occidente en general, ni tampoco a qué periodo temporal o a qué tipo de desigualdades hace referencia. Según el índice Gini, uno de los principales indicadores para medir la desigualdad económica, la desigualdad en la Unión Europa (UE) se ha reducido ligeramente en los últimos diez años, pero desde los años 80 sí que han aumentado las diferencias entre los más ricos y los más pobres. ¡Te lo explicamos!
«En Europa, en los países occidentales, la desigualdad ha crecido»
José Montilla, expresidente de la Generalitat de Catalunya
El índice Gini es uno de los habituales indicadores de desigualdad entre países, concretamente analiza hasta qué punto el reparto de la riqueza dentro de un país es equitativo. Cuanto mayor es su valor, más grande es la desigualdad del territorio. En cambio, cuando el índice cae, la tendencia es hacia la igualdad.
En este sentido, la media de la Unión Europea ha pasado de los 30,9 puntos del 2014 a los 29,6 del 2023, según datos del Eurostat, manteniendo una tendencia descendente —y, por lo tanto, hacia una reducción de la desigualdad— que ha sido mayoritaria entre los estados miembros, a pesar de que no haya sido homogénea. En países como Bulgaria, Malta, Luxemburgo, Finlandia o Suecia, la desigualdad ha crecido un punto o más en este periodo y en otros seis estados ha aumentado más ligeramente. En los otros 16, la tendencia ha estado hacia la igualdad.
Históricamente, tres de los países más al este de la Unión Europea, Bulgaria, Letonia y Lituania, han ocupado las tres primeras posiciones en desigualdad en la comparativa entre países de la UE. Los siguen los países del sur como Portugal, España, Grecia e italia, que a lo largo de los años comparando los datos van detrás los países del este. Aun así, la tendencia descendente del índice Gini es transversal en toda la UE, independientemente de su ubicación geográfica.
Pero ¿qué pasa si miramos más atrás en el tiempo? No hemos encontrado ningún trabajo que analice la evolución del índice Gini en Europa o la UE a largo plazo. Los estudios que miran cómo ha cambiado la desigualdad en el continente, como este de la World Inequality Database, entidad referente en el ámbito, miran cuánto ingresa el 10% más rico y el 50% más pobre de la población respecto de los ingresos totales de un territorio.
El trabajo, de 2022, muestra que la desigualdad en Europa creció fuertemente entre el 1980 y el 2000, para suavizarse después e, incluso, iniciar una tendencia ligeramente descendente después de 2010. Ahora bien, cuando desgranan la evolución geográficamente, observan que mientras la de los primeros años es similar entre Oriente y Occidente, la tendencia reciente (a partir del 2010) difiere. En los territorios del oeste se observa una tendencia descendente, mientras que en el este se mantiene creciente.
En Estados Unidos aumentan las desigualdades
La primera potencia con más desigualdad, según datos del Banco Mundial es Estados Unidos, que en 2021 (el dato más reciente) tenía un índice de 39,8, y donde las desigualdades sí que experimentan una tendencia al alza incluso hoy en día. Los picos de desigualdad se alcanzaron en 2014 y 2019 con un índice Gini de 41,5. El año que los Estados Unidos tuvo una menor desigualdad fue en 1980, con un índice Gini de 34,7.
Esta diferencia entre Europa y Estados Unidos también la observa el indicador de la World Inequality Database, que en un estudio del 2019 muestra como en el país norteamericano la desigualdad sigue creciendo más allá de los años 2000, mientras en Europa la curva se allana.
Por otro lado, Canadá tiene una evolución mucho más inestable. El valor más bajo que logró fue en 1989 con un índice de 31. El último dato, del 2019, situaba el índice en un 31,7, si bien a lo largo de los años los picos han estado habituales, logrando un máximo en 2006 con 34,1.
Aún y estas variaciones en países occidentales, las primeras posiciones en cuanto a desigualdad las ocupan en general países del sur global y del este, con distancia respecto de los europeos y norteamericanos. El país con más desigualdad del mundo es Sudáfrica con un índice que no se actualiza desde 2014 y que entonces era de 63. Lo sigue Namibia que en 2015 tenía un índice de 59,1 y en tercera posición Colombia que en 2022 tenía un índice de 54,8.
¿Cómo se calcula el índice Gini?
El índice Gini compara cómo se distribuyen los ingresos de una población con un reparto ideal, en que todo el mundo recibiera el mismo. Es un número comprendido entre 0 y 100. Si el índice es grande quiere decir que la mayor parte de la riqueza se concentra en muy pocas manos y, por lo tanto, la desigualdad es mayor; en cambio, cuanto más pequeño sea el número, menor será también la desigualdad.
Este índice, que va del 0 al 100, se calcula como el área entre la línea de igualdad, que representa el reparto equitativo perfecto, y la curva de Lorenz, que muestra el reparto real. Como mayor sea el área entre estas dos líneas —la mayor parte de la riqueza se concentra en muy pocas manos—, mayor será el coeficiente de Gini y, por lo tanto, mayor será la desigualdad. En cambio, cuanto más se aproxime el índice a 0, más equitativa será la distribución de la riqueza entre la población. Aun así, el economista de la Universitat de Barcelona (UB) Ernest Pons explica a Verificat que los valores 0 y 100 corresponden a casos extremos, “tan extremos que son irreales”.
Hay que tener presente, pero, que «se trata de un índice que varía poco», explica Pons porque «la distribución de ingresos tendría que variar mucho porque se observaran cambios drásticos”.
El método S80/S20 da los mismos resultados
Otra manera de las múltiplos existentes para medir la desigualdad es el coeficiente S80/S20, que lo hace a través de ratios entre percentiles. Se interpreta como la relación entre la renta media obtenida por el 20% de la población con la renta más alta, y la renta media obtenida por el 20% de la población con la renta más baja.
La Encuesta de Condiciones de Vida (ECV), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que recoge este indicador, sigue en Catalunya la misma evolución que el índice Gini, reforzando las conclusiones. En este caso, pues, en 2014 es también el año en que se registra más desigualdad (6,5). A pesar de que en 2020 se experimentó un incremento de 0,6 puntos pasando de ser 5,6 a ser de 6,2, el indicador ha ido disminuyendo hasta llegar al año 2022, los últimos datos recogidos que sitúan Catalunya con un valor de 5,2.
Pons explica que este sistema tiene como “limitación principal, su arbitrariedad: ¿por qué usamos un 20% y no un 10% o un 30%?”. En cambio, “el índice de Gini está conceptualizado como indicador menos sujeto a la arbitrariedad. Justamente para evitar la desventaja del anterior. Ahora bien, resulta muy complicado de explicar en términos intuitivos.”
Otras formas de calcular la desigualdad
Iñaki Permanyer, profesor investigador ICREA, del Centro de Estudios Demográficos (CED) asegura a Verificat que hay “infinitos indicadores” para analizar la desigualdad: “Aspectos como la calidad de vida, la salud o la educación”, y que el análisis de variables tan abstractas como la desigualdad son temas de debate entre los mismos expertos.
Permanyer destaca que, a veces se calcula el nivel económico una vez se han extraído los impuestos de las rentas, pero recuerda que “se supone que los impuestos tienen una finalidad distributiva” y, por lo tanto, “se podrían comparar los ingresos antes y después de los impuestos”.
Pone un ejemplo de otro indicador para analizar la desigualdad: la esperanza de vida. “Cuántos años se estima que viva una persona que ha nacido en un país determinado”, puede ser significativo para analizar la desigualdad en un mismo país. Del mismo modo, habría que cruzar esta variable con otros como el nivel de estudios o el nivel socioeconómico para establecer otras desigualdades significativas en la sociedad y qué impacto tienen.
El experto apunta que, según su punto de vista y las observaciones de sus últimos estudios, parece que “las desigualdades se están reduciendo entre países con la globalización, en cambio, se ensanchan las desigualdades dentro de los mismos países”.
Tasa AROPE/UE y un estudio del Trinity College de Dublín
La oficina del expresidente Montilla ha respondido a Verificat que «la manera de medir la desigualdad es muy difícil de medir» y que en «esta década hay más años de retroceso que no de mejora. Por otro lado, hace referencia ala tasa AROPE, un indicador de personas en riesgo de pobreza, que afecta más del 21% de la población europea.
La oficina menciona un estudio de Simone Ariigoni, del Trinity College de Dublín que registra un aumento de los ingresos del 10% más rico de la población, mientras para el 50% inferior decrece ligeramente la riqueza.
«La tesis del presidente Montilla», apuntan, «es que cuando las desigualdades sociales no mejoran significativamente y, además, las relacionadas con la riqueza extrema sí que lo hacen de manera espectacular: la percepción de las diferencias pueden impulsar a los ciudadanos a perder la confianza en los sistemas democráticos y esto alimenta las opciones de extrema derecha».