Es engañoso decir que el origen de los incendios sea que los agricultores no estén autorizados a “limpiar el bosque”

No hay una única causa que explique los incendios, pero la evidencia científica destaca el papel del cambio climático


¿Qué se ha dicho?

Que la razón de que estemos teniendo incendios forestales tan virulentos es que los ganaderos y agricultores no pueden “salir incluso a limpiar el campo en invierno”

¿Qué sabemos?

El asunto de los incendios forestales es complejo y el origen de su creciente virulencia no tiene un único culpable. Con todo, el papel del cambio climático es innegable y está demostrado científicamente.

Un pódcast con presencia en Ivoox y cuyo perfil ha sido recientemente suspendido en YouTube y Twitter por, supuestamente, difundir desinformación, ha señalado que la causa de que hayamos tenido en España incendios tan virulentos últimamente es porque “el campo no está limpio y porque a los agricultores no se les permite limpiarlo cuando lo tienen que hacer” por parte de las administraciones públicas, que utilizan al cambio climático como “excusa”. Es un argumento ENGAÑOSO. Todos los expertos consultados por Verificat señalan que, efectivamente, existe un grave problema de abandono rural y una mala gestión forestal, pero sí hay evidencias de que el cambio climático ha aumentado la probabilidad de que tengamos incendios más virulentos en nuestro país, como ya explicamos aquí

[Los agricultores y ganaderos] no pueden salir incluso a limpiar el campo en invierno […] y es por ello también por lo que estamos viendo muchos incendios, ya no por el cambio climático, que además encima [los gobiernos autonómicos] lo utilizan como excusa […], sino porque el campo no está limpio y porque a los agricultores no se les permite limpiarlo cuando lo tienen que hacer.

El 2022 ha sido un año funesto para los incendios en España. Hasta el 19 de junio, se han quemado un total de 245.061 hectáreas, según los datos recopilados por el EFFIS, Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales. Estos datos convierten a esta temporada de fuegos como la más devastadora desde la puesta en marcha del sistema, en el año 2000. “Estamos en una situación de emergencia, que compromete gravemente la seguridad de las personas, las infraestructuras y el medio ambiente”, señala el decreto de medidas urgentes para combatir la oleada de fuego presentado a principios de agosto por el gobierno y publicado en el Boletín Oficial del Estado

En el pódcast analizado por Verificat, el conductor del programa señala que la razón de que se estén produciendo tales incendios es que “el campo no está limpio”, y que los gobiernos autonómicos no permiten a los agricultores y ganaderos “limpiarlo cuando lo tienen que hacer”, a la vez que desdeña el papel que el cambio climático ha podido tener en ellos y lo tilda como “excusa” del gobierno para atacarles .

Es una afirmación engañosa: las razones por las que el campo ha ardido este verano son multifactoriales, es decir, que no hay una única causa, pero la evidencia científica es contundente respecto al papel que juega el cambio climático en la generación de estos incendios. Los datos más recientes, de apenas unas cuantas semanas, señalan que, desde los años 80 hasta ahora, está teniendo lugar un “cambio […] en la dinámica regional de los incendios hacia un mayor impacto en Europa, lo que sugiere que los riesgos emergentes que plantean las condiciones climáticas excepcionales de peligro de incendios pueden superar progresivamente las capacidades actuales de supresión”, hecho que está relacionado directamente con el calentamiento global, tal y como señala un estudio publicado el pasado junio en Scientific Reports

Es algo sobre lo que lleva alertando años el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que en su informe de 2021 señaló que “el cambio climático está desempeñando un papel cada vez más importante en la determinación de los regímenes de incendios forestales […] y se espera que la variabilidad climática futura aumente el riesgo y la gravedad [de los fuegos]”. 

Falta de gestión de los montes

Es cierto que, tal y como señalan las expertas consultadas por Verificat, un abandono de superficies de cultivo y pasto, la despoblación del mundo rural, y la ausencia de políticas de gestión forestal en gran parte de los bosques peninsulares ha influido en la generación de estos incendios más virulentos: “El abandono rural y los cambios globales […], unidos al cambio climático, lo que están haciendo es que, por un lado, haya mucha más cantidad de biomasa [materia orgánica que se utiliza como fuente energética] en el monte fácilmente disponible para arder si hay un incendio y, por otro, el cambio climático esté haciendo que tengamos unos incendios muy virulentos, muy fuera de la capacidad de extinción”, indica a Verificat Carmen Hernando Lara, directora del Centro de Investigación Forestal CIFOR (INIA, CSIC). 

Es algo en lo que coincide Adrián Regos, investigador del Centro Tecnológico y Forestal de Cataluña (CTFC), en declaraciones a Science Media Centre España, quien señala que “el abandono rural y la consecuente pérdida de la actividad agropastoral tradicional ha favorecido la transición hacia paisajes más inflamables”. 

La expresión ‘limpiar el monte’

Los expertos consultados por Verificat piden evitar la expresión ‘limpiar el campo’, empleada en varias ocasiones en el podcast: “El matorral no es suciedad, son seres vivos. Suciedad es que haya latas de refresco y papeles”, indica a Verificat Sandra Saura, investigadora del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), quien reconoce que “tradicionalmente la ganadería siempre ha hablado de bosques sucios, pero desde el punto de vista más ecológico y científico, la suciedad no es un matorral”, sino que “forma parte del sistema y tiene su función”. Coincide con ella Hernando: “A mí no me gusta decir que el monte 'está sucio' y que 'hay que limpiarlo'. Al monte hay que gestionarlo, y tener unos bosques o montes más adaptados a las condiciones que tenemos actualmente”

Es una visión que también comparte la organización ecologista Greenpeace, que indica que “cuando se habla de limpiezas’, en realidad se habla de gestión e iniciativas como franjas de seguridad en urbanizaciones y espacios habitados, de cortafuegos, iniciativas para el fomento de ganadería extensiva y pastoreo para reducir la carga de combustible, del aprovechamiento de la biomasa con fines energéticos, de la posibilidad de realizar quemas prescritas (controladas) que imiten los incendios de baja intensidad, etc”. 

Por tanto, si bien la expresión ‘limpiar el campo’ no es del todo correcta, sí que es cierto que un abandono de superficies de cultivo y pasto, la despoblación del mundo rural, y la ausencia de políticas de gestión forestal en gran parte de los bosques peninsulares ha influido en la generación de estos incendios más virulentos.

Falta de políticas de gestión

Finalmente, es engañoso decir que los gobiernos autonómicos “impiden limpiar el campo” a los ganadores y agricultores: “Claro que dejan 'limpiar' el bosque. En tu propiedad forestal, puedes hacer lo que quieras. Pero antes de cortar árboles muchas veces tienes que pedir permiso”, señala Saura, quien añade que no es el caso si se trata de retirar matorral. 

Además, el locutor no especifica en el pódcast a qué se refiere con ‘limpiar el monte’ (es una expresión que aglutina diversas iniciativas) ni tampoco en qué regiones, por lo que no es posible, dada la generalidad de la expresión, saber exactamente si esto ocurre o no, aunque lo cierto es que, en cualquier caso, cada comunidad autónoma exige una serie de requisitos y permisos a los propietarios para llevar a cabo las labores de gestión pertinentes en el ámbito privado.

En conclusión, se trata de un problema multifactorial, en el que el cambio climático es un elemento más: “Tenemos distintos escenarios: el cambio climático está ahí, el abandono del medio rural está ahí, y tenemos que adaptar, a través de la gestión forestal, los montes para hacerlos más resistentes y resilientes a los incendios”, concluye Hernando a Verificat, que reconoce que “sí que es cierto que este es un país en el que tradicionalmente ha habido fuego, pero que ahora [la situación] se ve agravada por estas circunstancias”.