El documental que niega la pandemia, verificado
Verificamos la película que niega la crisis sanitaria del covid-19, la capacidad diagnóstica de los PCR y la eficacia de las vacunas
Desde hace unos meses se ha viralizado en las redes sociales un documental titulado The Big Reset (El gran reinicio, en inglés), que afirma que la pandemia es una "campaña mediática del miedo" orquestado por grupos de poder con el objetivo de eliminar derechos y libertades fundamentales. El lanzamiento de la segunda parte del video ya se ha anunciado. Verificamos ocho desinformaciones que aparecen en el documental.
"Wuhan es un laboratorio de guerra dedicado a la seguridad nacional"
Wuhan es una ciudad china, que desde el 1956 acoge el Instituto de Virología de Wuhan (WIV, por sus siglas en inglés), un centro de investigación que pertenece a la Academia China de las Ciencias (CAS, en inglés) y que inicialmente se llamaba Laboratorio de Microbiología de Wuhan. Se trata de un laboratorio de alto nivel de bioseguridad (BSL-4) que forma parte del gobierno chino y no de un centro bélico. Como ya explicamos, sus actividades están centradas en cinco campos de investigación: 1) etiología y epidemiología de las enfermedades infecciosas emergentes; 2) virología molecular; 3) immunovirología; 4) microbiología analítica de patógenos; 5) microbiología agrícola y medioambiental.
"Se ha utilizadoel test de PCR para diagnosticar una enfermedad, cuando este test no diagnostica nunca una enfermedad"
En el contexto de esta pandemia, el test PCR se utiliza para detectar la presencia del virus SARS-CoV-2 en nuestro organismo. En base al resultado, la prueba permite diagnosticar a los pacientes que sufren la enfermedad derivada del virus, el covid-19, con un cuadro clínico (síntomas) y los que la pasan de manera asintomática. Por lo tanto, el PCR permite confirmar que una persona sintomática sufre efectivamente la enfermedad.
La técnica consiste en fotocopiar el material genético extraído de un paciente hasta tener millones o miles de millones de copias. De este modo se puede analizar y conseguir un resultado con un alto nivel de fiabilidad. Tal y como ya explicamos, es la principal prueba que las autoridades sanitarias de todo el mundo utilizan para seguir la evolución de la pandemia.
Esta técnica, que responde a las siglas de reacción en cadena de la polimerasa, fue inventada en la década de 1980 por el químico norteamericano Kary Mullis y revolucionó la medicina molecular por su capacidad de analizar el ADN. El descubrimiento le valió el premio Nobel en 1993.
"El test de Corman-Drosten parece efectivamente una prueba diseñada para dar un elevado número de falsos positivos"
En enero de 2020, pocas semanas después de que se detectara el SARS-CoV-2 en China y de que la Organización Mundial de la Salud diera a conocer directrices para hacer pruebas diagnósticas, los virólogos alemanes Victor Corman y Christian Drosten publicaron un protocolo para detectar el virus con test PCR. Esta guía ha servido para que los laboratorios de todo el mundo hayan podido configurar su material en base a las características de este nuevo coronavirus. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha valorado la prueba PCR como "una herramienta vital para determinar el alcance de la pandemia del covid-19" porque es la que ofrece "mayor fiabilidad".
"El material genético del SARS-CoV-2 no se puede confundir con el material genético otros virus, así que el test del covid-19 es altamente específico. Esto quiere decir que casi nunca da un falso positivo. Si te hacen un test por covid-19 y sale positivo, puedes estar muy seguro que estás infectado con el virus", explica un artículo del Massachusetts Institute for Technology (MIT), que destaca que es más probable un resultado de falso negativo (si la PCR no se realiza correctamente o si no ha pasado suficiente tiempo desde la infección que un falso positivo).
Desde el inicio de la pandemia, en Catalunya se han realizado 5.778.622 pruebas PCR y se han detectado 377.074 positivos, según los datos del Departament de Salut. Esto significa que, de media, el 6,53% de las PCR han sido positivas, pero el porcentaje de positividad ha cambiado mucho entre el principio y el final de la pandemia a causa del elevado número de contagios y de la poca disponibilidad de tests que había durante los primeros meses. A 22 de abril, cinco semanas después de la declaración del estado de alarma, España había realizado un millón de tests PCR para sus 48 millones de habitantes, según anunció entonces el presidente Pedro Sánchez, mientras que los contagiados eran más que los detectados.
"Las vacunas ARNm contra el covid-19 desarrollan un proceso en las células que también se utiliza para crear organismos transgénicos y que nunca antes se habían utilizado en humanos"
La Unión Europea ha aprobado hasta ahora las vacunas de Pfizer/BioNTech , Moderna, AstraZeneca/Oxford y Janssen . Las fórmulas de Pfizer/BioNTech y Moderna son vacunas de ARN mensajero (ARNm), una tecnología que enseña a las células a producir una proteína, o una porción de proteína, para desencadenar una respuesta inmunitaria del organismo.
"Nuestro ADN, nuestros cromosomas, están dentro del núcleo de la célula y el núcleo está protegido por una membrana muy selectiva a la hora de dejar pasar material", ha explicado a Verificat el bioquímico Julià Blanco, que lidera el grupo de Virología e Inmunología Celular del Instituto de Investigación IrsiCaixa. "El ARNm se queda dentro del citoplasma (parte que rodea el núcleo) y allá crea la proteína (del virus para generar la respuesta inmunitaria). No es posible que haya modificaciones de nuestro código genético por parte del ARNm. Nuestro ADN está guardado dentro del núcleo como una caja fuerte y es imposible que el ARNm modifique nuestro código genético. No tiene ningún sentido biológico hablar de que una vacuna de ARNm nos hará transgénicos".
Ante las informaciones que afirman que la tecnología de las vacunas ARNm es la misma que se utiliza para crear animales y plantas transgénicas, Blanco es contundente. "Cuando se hacen animales o plantas transgénicos se utiliza ADN, se una técnica que toca directamente el código genético del animal o de la planta", al contrario de lo que hace el ARNm, que nunca llega al ADN de las células humanas. "Nunca harás un animal transgénico o una planta transgénica utilizando ARNm, es literalmente imposible", ha subrayado.
La tecnología CRISPR/Cas9, merecedora del Nobel de Química en 2020, puede estar en su origen de la confusión porque sí que permite a una molécula de ARN entrar en el ADN, a pesar de que "nuestras células no tienen la maquinaría CRISPR para poderlo hacer. Esta maquinaría solo está presente en bacterias", ha apuntado Julià. La técnica no tiene nada que ver con el funcionamiento de las vacunas contra el covid-19.
Por otro lado, el investigador ha señalado que es cierto que la tecnología ARNm no se había utilizado nunca masivamente en humanos antes de la campaña de vacunación contra el covid-19, pero sí se había probado en ensayos clínicos. "Las vacunas de ARNm se habían probado en estudios clínicos con personas pero a pequeña escala. También se había probado en vacunas contra el cáncer, el VIH o la rabia".
"Se prevé que pueda haber efectos al nivel de la fertilidad o de inhibición de la fertilidad como uno de los efectos secundarios de la vacunación"
Los fabricantes de las vacunas contra el covid-19 no prevén que uno de los efectos secundarios sean problemas de fertilidad. Así lo han corroborado las agencias reguladoras de medicamentos al autorizar su uso. De hecho, los expertos coinciden en que no hay evidencias para afirmarlo. "Ninguna vacuna que ha sido aprobada (hasta ahora en el mundo) genera alteraciones en la fertilidad. Es más probable que haya alteraciones en la fertilidad por la infección natural (del virus), que por las vacunas propiamente", ha afirmado el bioquímico del instituto IrsiCaixa.
Según ha explicado el científico a Verificat, el SARS-CoV-2 utiliza la enzima ACE2 para entrar en nuestro organismo, una proteína humana que regula la hormona angiotensina, que a su vez ajusta -entre otros cosas- la presión sanguínea. "Cuando estamos infectados, esta enzima se expresa en el tejido reproductivo y, por lo tanto, el virus puede afectar al tejido reproductor", apunta Blanco, que afirma que no se ha reportado "algún caso", pero asegura que ni las vacunas ni los anticuerpos que generan las vacunas impactarán sobre esta enzima.
"La crisis sanitaria mundial no existe cuando está muriendo un 0,021% de la población mundial"
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como crisis momentos en que los sistemas públicos de los Estados no pueden garantizar la salud o medios de subsistencia de gran parte de su población. Pone como ejemplo el virus del ébola en la África Occidental, el terremoto de Haití de 2010, la crisis nuclear de Japón de 2011, el tifón Haiyan en las Filipinas de 2013, o el terremoto del Nepal de 2015. En el caso del covid-19, la OMS declaró pandemia el nuevo coronavirus en marzo del año pasado por el número de contagios y de defunciones a nivel mundial, así como por la proyección de la enfermedad en las semanas a venir.
Los expertos siempre han afirmado que la tasa de mortalidad del SARS-CoV-2 es baja. De hecho, los datos señalan que, a 18 de marzo, han muerto 2,68 millones de personas, es decir el 0,034% de la población mundial. La crisis sanitaria, pero, está ligada a la presión asistencial a la que se ven sometidos los hospitales y centros médicos desde el inicio de la pandemia. A 17 de marzo habían sido ingresadas en España 324.046 personas solo por covid-19, de las cuales 28.930 han estado en una Unidad de Cuidados intensivos (UCI). El porcentaje de camas ocupadas varía en función de los brotes y oleadas del virus, lo que tensiona la red sanitaria y la capacidad de atender a todos los pacientes. Por otro lado, han muerto oficialmente 72.793 personas por covid-19 en el último año, es decir dieron positivo en algún tipo de prueba diagnóstica antes de la defunción. El Instituto Nacional de Estadística (INE) apreció, además, que entre el 16 de marzo y el 27 de diciembre de 2020 murieron 80.203 personas más el año anterior, como os explicamos aquí.
Como parte de la crisis sanitaria también se incluye la carencia de material que sufrieron de repente la gran mayoría de países para poder afrontar la lucha contra el virus. En este sentido, el gobierno español fue informando de la llegada de mascarillas, guantes, equipos de protección individual (EPI) y respiratorios, entre otras cosas, durante los primeros meses de la pandemia.
"Somos un gran ensayo clínico y las vacunas son experimentales"
El desarrollo de cualquier fármaco consta de un procedimiento estandarizado con una parte de investigación, las fases Y, II y III del ensayo clínico y la etapa de evaluaciones, autorizaciones y seguimiento. Tal y como ya os explicamos, las vacunas de Pfizer/BioNTech, Moderna, AstraZeneca/Oxford y Janssen, entre otras, han sido aprobadas para ser administradas. Es decir, las diferentes agencias reguladoras de medicamentos han evaluado los datos de las farmacéuticas después de realizar los ensayos y comprobado que las fórmulas candidatas cumplen con tres requisitos fundamentales: seguridad, eficacia y calidad. Por lo tanto, una vez otorgadas las autorizaciones, las vacunas dejan de ser experimentales.
La llamada fase IV es la etapa de farmacovigilancia, es decir, el seguimiento de los efectos a largo plazo de un medicamento una vez se está comercializando. Es el punto en que se encuentran ahora mismo las vacunas contra el covid-19. En consecuencia, las personas que están siendo vacunadas no forman parte de ningún gran ensayo clínico.
"La vacunación no es la solución"
La OMS considera que la vacunación es "la manera segura y eficaz de prevenir dolencias y salvar vidas". Según sus datos, actualmente existen unas 20 fórmulas que ayudan a combatir, entre otros, la gripe, el sarampión, la difteria, la tosferina y el tétanos. En total "estas vacunas salvan cada año tres millones de vidas".
El SARS-CoV-2 se transmite por las secreciones respiratorias, como la tos o un estornudo, de una persona contagiada. Estas secreciones pueden infectar otra persona si entran en contacto con su nariz, ojos o boca. A 18 de marzo se han contagiado 121 millones de personas en todo el mundo, a pesar de que un número desconocido se ha infectado y no ha desarrollado síntomas. Debido a su rápida transmisión, su capacidad de mutación y los graves efectos que pueden sufrir algunas personas -hasta llegar a morir-, la vacuna es considerada la mejor opción para luchar contra este virus por la OMS, la Unión Europea o el Ministerio de Sanidad español. Este último recuerda que el acto de vacunar ayuda a controlar enfermedades, eliminarlas o incluso erradicarlas, además de evitar complicaciones de algunas dolencias infecciosas o cánceres y de que es un acto de solidaridad de cara a proteger el conjunto de la comunidad.
La viruela, una enfermedad muy contagiosa que provocó millones de muertes durante 3.000 años, es la primera enfermedad infecciosa erradicada, según declaró la OMS en 1980 después de una intensa campaña de vacunación mundial. Se transmitía inhalando los aerosoles de la nariz o de la boca de una persona infectada. África fue declarada el año pasado libre de poliomielitis, una dolencia vírica muy contagiosa que ataca el sistema nervioso, gracias a las vacunas, pero sigue presente en otros partes del mundo como Pakistán y Afganistán, donde es considerada endémica.