El acné no es un indicador de estar sufriendo una enfermedad
No hay evidencia científica publicada que relacione afecciones de los órganos internos o enfermedades en otras zonas del cuerpo como contribuyentes o causantes del acné
No hay evidencia científica publicada que relacione afecciones de los órganos internos o enfermedades en otras zonas del cuerpo como contribuyentes o causantes del acné
¿Qué se ha dicho?
Que la ubicación del acné en la cara puede indicar problemas de salud específicos, como problemas digestivos o desequilibrios hormonales.
¿Qué sabemos?
La aparición del acné responde, principalmente, a factores como las hormonas, la genética, el cuidado de la piel y el estilo de vida, sin una correlación directa con enfermedades internas.
Distintos vídeos y páginas web afirman que si el acné aparece en ciertas zonas de la cara, quiere decir que la persona que la sufre tiene problemas de salud específicos, como afecciones digestivas, intolerancias alimentarias o, incluso, enfermedades hepáticas. Esta creencia, que algunas fuentes llaman reflexología facial o mapa de acné facial, tiene su origen en la medicina tradicional china, pero no cuenta con pruebas científicas sólidas que la respalden. ¡Te lo explicamos!
Grasa, células muertas y bacterias, las causantes
El acné es una enfermedad crónica de la piel que se caracteriza por la obstrucción e inflamación de los folículos pilosos, los agujeros de la piel por los que sale el pelo. La afección causa lesiones como la aparición de granos, puntos negros, quistes y, en casos más graves, nódulos. Ocurre, por un lado, cuando un poro acumula demasiado grasa (por causas hormonales, fármacos u otros factores) o células muertas en su interior o, por el otro, cuando crecen bacterias como la Cutibacterium acnes, aunque también puede deberse a una combinación de estos factores. En cualquier caso, el proceso bloquea los poros y causa inflamación, dolor y lesiones.
La enfermedad está muy relacionada con los jóvenes (el 85% de las personas de entre 12 y 24 años la sufren), especialmente con los adolescentes, ya que el aumento de hormonas durante la pubertad favorece su aparición. Sin embargo, también puede aparecer en adultos, especialmente mujeres, por cambios hormonales a lo largo del ciclo menstrual. El estrés, la dieta, la higiene o la aplicación de productos cosméticos pueden agravar el acné.
De todos modos, entre las causas no se encuentra la afectación de los órganos internos o de enfermedades en otras zonas del cuerpo. No hay evidencia científica publicada que recoja que estos sean factores que contribuyan a la aparición o como causa del acné, tal como ha confirmado Ana Molina, dermatóloga y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) en una entrevista con Maldita.es, miembro como Verificat de la International Fact-Checking Network (IFCN).
La edad influye en la zona afectada
Un estudio realizado a 374 adultos destaca que ciertas zonas son más propensas a desarrollar acné, como la zona T (frente, nariz y barbilla), donde hay una mayor densidad de glándulas sebáceas, pero eso no se relaciona con ninguna enfermedad en otras zonas del cuerpo. Es un tipo de acné que aparece mayormente en personas jóvenes.
Otro estudio que se centra en el acné provocado por los cambios hormonales, apunta que este puede aparecer predominantemente en la parte inferior de la cara (mandíbula, barbilla y cuello) por el efecto de los andrógenos, hormonas que pueden estimular la producción de grasa de la piel, ya que las glándulas sebáceas de esta zona son más sensibles a estas hormonas. Esto contradice las teorías que afirman que el acné en estas zonas es causado por problemas renales o digestivos.
Es decir, que la edad sí que suele cambiar la zona más afectada por el acné: mientras que el juvenil se presenta más en la zona T, el adulto se concentra en zonas como la barbilla y la mandíbula, tal como concluye este artículo que ha analizado a casi 1.200 pacientes.
La importancia de los factores ambientales y estilo de vida
Los factores ambientales, como el estrés, la dieta y la exposición a contaminantes, también contribuyen a la aparición del acné, sin estar necesariamente asociados a disfunciones internas. Una metaanálisis del International Journal of Dermatology muestra que la dieta alta en azúcares simples o harinas puede exacerbar el acné en individuos predispuestos, y que esto no se relaciona con enfermedades de hígado u otros órganos.
Por tanto, la asociación entre acné y lugares específicos del cuerpo no se puede atribuir directamente a enfermedades internas, sino a factores de susceptibilidad individual y hábitos de higiene (rutinas de limpieza) de la piel y la alimentación.
Hay tratamiento para el acné
Hay distintos tratamientos para esta enfermedad y eliminar o reducir las lesiones que se forman, pero siempre se debe consultar con un dermatólogo para que indique cuál es el más adecuado según las características del paciente.