De cuestionar la existencia del cambio climático a criticar las soluciones: el nuevo negacionismo se dispara en YouTube
La desinformación climática actual pone en duda las medidas para frenar el cambio climático y cuestiona sus efectos
“O desterramos el alarmismo climático o enterraremos nuestra prosperidad”. “Sembrar alarmismo está llegando a frustrar a generaciones enteras”. “Energía limpia, limpia, limpia, no hay”. Son mensajes que hemos escuchado a representantes políticos en los últimos años, y que un grupo interdisciplinar de expertos en ciencias sociales ha tildado en un informe reciente de “nuevo negacionismo”. Estos mensajes aparecen cada vez más también en plataformas como YouTube.
Sabemos por análisis y libros que el negacionismo tradicional —aquel que cuestiona la existencia misma del cambio climático— no es ya tan relevante como hace décadas en el ámbito social y político. Ahora, la desinformación climática pasa por cuestionar las soluciones que se están aplicando respecto al cambio climático, así como todos aquellos mensajes que ponen en duda sus efectos (o la intensidad de estos) derivados de esta crisis climática. O sea, que no se cuestiona la existencia del cambio climático, sino cómo lo estamos enfrentando y su magnitud.
Es algo que también han observado los científicos del Centro para Contrarrestar el Odio Digital (CCDH, en inglés) tras analizar 12.000 vídeos de 96 canales en YouTube. “Los científicos han ganado la batalla para informar al público sobre el cambio climático y sus causas, razón por la cual quienes se oponen a la acción climática han cambiado cínicamente su enfoque para socavar la confianza en las soluciones y en la ciencia misma”, explica Imran Ahmed, director ejecutivo y fundador del CCDH, en un comunicado.
La razón de este cambio de tendencia es la apabullante evidencia científica que hay sobre la existencia del cambio climático, cuyos efectos se hacen sentir en prácticamente todo el planeta. Sin ir más lejos, 2023 fue el año más cálido en la historia desde que hay registros. 2024 va por el mismo camino.
Los mensajes más recurrentes
Las conclusiones son una muestra más de una sospecha que tenían los expertos analistas de desinformación. Y es que, en general, cada vez iba a ser más difícil negar la existencia del cambio climático.
En este caso, lo interesante es que el estudio ha analizado la desinformación en YouTube, —normalmente estos análisis se hacen sobre contenido escrito—, y da porcentajes concretos de cuánto ha aumentado ese nuevo negacionismo. Según el informe, este representa ahora el 70% de todas las afirmaciones de negación climática publicadas en YouTube, frente al 35% en 2018. En cuanto al llamado viejo negacionismo, actualmente constituye el 30% de los mensajes analizados en 2023, frente al 65% de los detectados en 2018.
Para llevar a cabo el análisis, los científicos se valieron de una herramienta de inteligencia artificial y una base de datos con 96 canales procedentes de lo que en el argot de la verificación se conocen como “usual suspects” o sospechosos habituales, es decir, perfiles que, por análisis previos, saben que publican desinformación —en este caso climática—, o lo han hecho en el pasado.
Una vez hecha la selección, los expertos usaron un sistema basado en una inteligencia artificial para procesar el texto obtenido en los vídeos, para después detectar y categorizar los mensajes en función del tipo de narrativa —nuevo negacionismo o viejo negacionismo—.
Los investigadores se encontraron sobre todo con argumentos falaces contra las energías renovables —“La energía limpia no funcionará”—, pero también contrarias a las políticas climáticas, a los movimientos ecologistas, y a la ciencia climática.
Para los científicos, este análisis es una prueba de que, aunque las políticas de YouTube establecen que no se permiten anuncios en videos que “contradigan las autoridades sobre el consenso científico respecto a la existencia y las causas del cambio climático”, el negacionismo sigue ahí, lo cual también genera ingresos en la plataforma.
En total, y según sus cálculos, la plataforma gana unos 13,4 millones de dólares al año en ingresos publicitarios de los canales estudiados en este informe al año por los anuncios que se reproducen antes de la visualización de estos tipos de vídeos. Otros análisis previos del centro han llegado a la misma conclusión.
Frente a esto, el informe sugiere actualizar su política; de lo contrario, siguen, “los proveedores del ‘nuevo negacionismo’ y las plataformas que los albergan seguirán facilitando y beneficiándose del negacionismo climático”.
Una tendencia más allá de YouTube
Las agencias de fact-checking europeas también están detectando esta tendencia en sus agencias de verificación, tal y como recoge Observatorio Europeo de los Medios Digitales (EDMO).
“Parece que estas nuevas narrativas falsas sobre cuestiones climáticas se dirigen cada vez más a leyes, instituciones o activistas, así como a contramedidas —como un uso más generalizado de vehículos eléctricos, fuentes de energía renovables, etc.— destinadas a contrarrestar la crisis, con el fin de sembrar confusión sobre la cuestión y socavar el apoyo a la acción climática”, indican en un post reciente sobre el tema.
Justamente de esto hablamos en la Cápsula 7- Negacionismo y cambio climático de Desfake, nuestra propuesta educativa. El artículo que tratamos diferencia entre viejo negacionismo y nuevo negacionismo, una distinción que también hacemos en la cápsula: la negación de la existencia del cambio climático dio paso a la negación de la responsabilidad humana, para llegar hoy en día a la negación de sus consecuencias o, incluso, de nuestra capacidad para actuar.
Muchas de las nuevas tendencias de desinformación están basadas en el retardismo, un discurso que acepta la realidad del cambio climático y la responsabilidad humana que hay detrás, pero intenta retrasar u obstaculizar las medidas efectivas para hacerle frente.
La negación del cambio climático no solo representa un desafío ambiental, sino que también conlleva repercusiones sociales y económicas de gran alcance. Los discursos que adoptan una posición retardista, buscando obstaculizar la acción necesaria, no solo añaden confusión, sino que agravan y perpetúan las consecuencias devastadoras, que también afectan de manera significativa a escala social y económica. La comprensión y aceptación de la realidad climática son esenciales para proponer soluciones colectivas y mitigar los impactos perjudiciales que afectan nuestra sociedad, economía y entorno natural.