Comer frutas y verduras de Marruecos es tan seguro como comerlas europeas: cómo se desinforma a través de las alertas sanitarias

Las narrativas que están utilizando las alertas sanitarias sobre hortalizas provinientes de terceros países para generar desinformación están repareciendo en la campaña electoral europea.

Las narrativas que están utilizando las alertas sanitarias sobre hortalizas provinientes de terceros países para generar desinformación están repareciendo en la campaña electoral europea.

¿Qué se ha dicho?

Que las fresas procedentes de Marruecos son menos seguras que las que se cultivan en suelo europeo.

¿Qué sabemos?

Que pasan los mismos controles sanitarios que las frutas que se producen en la Unión Europea.

Fresas con hepatitis A, judías con «sustancias desconocidas» o sandías con demasiados pesticidas. Todos estos titulares tienen dos cosas en común: una alerta sanitaria y Marruecos. Durante los últimos meses, y coincidiendo con las protestas agrarias en toda Europa por la aprobación de la nueva Política Agraria Común (PAC), se han ido esparciendo una serie de desinformaciones respecto al tema. De hecho, los mensajes con información descontextualizada o engañosa relacionados con la agricultura han ido compartiéndose en redes de distintos países y los fact-checkers europeos han publicado más de una decena de verificaciones relacionadas con el tema.

El comercio de frutas y hortalizas con terceros países no es la única narrativa de desinformación que ha ido surgiendo durante este año, también se ha dicho que la Unión Europea podía establecer qué se podía plantar y qué no en huertos particulares o que se interpondría pena de cárcel dependiendo qué se sembrara. También se había generado desinformación en torno a la figura de ecocidio y se ha llegado a afirmar que la Unión Europea ha tildado de esto a la agricultura. Entidades de toda la Unión Europea han verificado estos discursos, y su trabajo se puede consultar en el portal Eu24Elections, donde más de 40 fact-checkers trabajamos de la mano para combatir las mentiras y engaños en el marco electoral.

Las ideas sobre la falta de seguridad alimentaria en productos de terceros países han saltado al discurso político durante los días previos al inicio de la campaña electoral europea, el pasado viernes 24 de mayo. La candidata del Partido Popular, Dolors Montserrat, afirmó en el «Cara a cara» de La Sexta con la número 1 por el PSOE, Teresa Ribera, (minuto 12:30), que el gobierno español deja que productos de países de nuestro entorno, como «fresas con hepatitis», entren a España. Una de las narrativas para estas elecciones es, pues, que los productos que provienen de fuera de la Unión Europea (UE) no pasan por los mismos controles sanitarios que los de los países comunitarios.

La respuesta breve sería que no es así. Pero, para entender cómo se llega a estas afirmaciones, hay que saber de dónde provienen. Para saberlo, pues, tenemos que seguir el camino que hace una alerta sanitaria. Todos los Estados miembro de la Unión Europea, así como del Espacio Económico Europeo, están conectados a través del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF, por sus siglas en inglés), una herramienta que permite monitorizar e intercambiar información sobre productos que provocan riesgos o potenciales riesgos en la salud humana.

A partir de este sistema, los países emiten y reciben notificaciones sobre determinados productos que han sido analizados y que, previamente, la autoridad homónima en el sistema nacional ha decidido que se tiene que «compartir» con el resto de los Estados miembro porque entra dentro del ámbito del RASFF. Como apunta la dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos Beatriz Robles, estas notificaciones «forman parte de un sistema de comunicaciones entre los países miembros» y son «entre autoridades, no están destinadas a los consumidores».

En caso que sea necesario, la autoridad competente de cada país, que en España es la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), emitirá una alerta sanitaria. Sea como sea, pero, no todas las alertas significan que el producto haya llegado a nuestras estanterías.

¿Qué nos dicen los datos europeos? Que sí, que España recibe, en ocasiones, productos procedentes de Marruecos con alertas sanitarias, pero gran parte de las alertas son de productos españoles. Concretamente, en lo que llevamos de 2024, han sido 19 provenientes del Estado y cuatro de Marruecos. En segunda posición, están las alertas procedentes de los Estados Unidos y de la India. Tenemos que ir hasta el octavo lugar para encontrar los avisos de procedentes de Marruecos que acaparan los titulares de las desinformaciones.

De las notificaciones registradas en Europa, Turquía es el país del que provienen la mayor parte de ellas, seguido de China e India. En el caso de la Unión Europea, Países Bajos, Francia y Polonia están por encima de España en número de alertas y muy por encima de Marruecos, país del cual se han registrado, durante este año, nueve alertas en todo el continente. Es la cuadragésima nación en la que se han originado más avisos.

Si nos fijamos en los datos de los últimos cinco años en España, comprobamos que las alertas sanitarias mayoritarias siempre provienen del propio Estado y que Marruecos se encuentra en tercera posición del total de notificaciones durante este periodo, por detrás de China. Hay que destacar que, a pesar de estar entre los tres primeros, las de España –que suman 201–, representan un 43,6% más que las de Marruecos –que acumula 140–.

Diferentes niveles de alerta

Es importante tener en cuenta que hay varios niveles de aquello que denominamos alertas que, en realidad, en lenguaje técnico, son notificaciones. Nos encontramos, primeramente, con los rechazos de frontera, una notificación que avisa de que se ha detectado un riesgo para la salud en las aduanas y, por tanto, las partidas analizadas se han rechazado ya en las fronteras exteriores de la UE y del Espacio Económico Europeo. De las cuatro de Marruecos detectadas en España, dos son de este tipo, tal como vimos con la alerta por anisakis, lanzada por la autoridad europea el pasado 20 de mayo.

En segundo lugar, encontramos las notificaciones de información, que se envían cuando se detecta un riesgo en un alimento introducido al mercado, pero que el producto no ha llegado a otro país europeo, ya no está presente o la naturaleza del riesgo no requiere una acción rápida. Los otros dos avisos de Marruecos, entre el que se encuentra el de las fresas con presencia de hepatitis A que no llegaron a comercializarse, eran de este tipo.

Finalmente, están las notificaciones de alerta que se envían cuando un alimento o un pienso que presenta un riesgo grave para la salud se encuentra ya en el mercado y se requiere una acción rápida. El miembro del RASFF que identifica el problema y toma las acciones pertinentes (por ejemplo, la retirada del producto), desencadena la alerta. El objetivo de la notificación es dar a todos los miembros del RASFF la información para confirmar si el producto en cuestión está en su mercado, de forma que también puedan tomar las medidas necesarias que considere pertinentes.

También hay que tener en cuenta que se clasifica el riesgo de cada notificación, pero que sea «grave» o «potencialmente grave» –como las que se han emitido de los productos procedentes de Marruecos–, no implica consecuencias importantes para los consumidores, ya que, como hemos visto, la gran mayoría de los casos no llegan a los consumidores.

Los límites y los controles

Como apunta Robles, «estas notificaciones no son nuevas» y que que se den significa que «el sistema de control funciona». La experta explica a Verificat que los productos de terceros países «deben cumplir la legislación europea». Para que un producto vegetal –ya sean frutas, verduras o plantas– pueda entrar en la Unión Europea, tiene que cumplir con el Reglamento sobre protección de plagas, de 2016, y con el Reglamento sobre los requisitos mínimos de entrada, de 2019, entre otros. En ellos se recoge la necesidad de un «pasaporte fitosanitario» que acredite que se cumplen los mismos requisitos que los productos que se comercializan en la Unión Europea.

Para comprobar que, efectivamente, se cumplen, los productos agrícolas provenientes de terceros países pasan controles fitosanitarios en las aduanas de los países miembros. Así es como se detectan algunas alertas que nos llegan antes de comercializar el producto.

La diferencia entre la comida producida dentro o fuera de la UE radica en lo que se puede utilizar para cultivarlas. Es decir, las condiciones de entrada de los alimentos son las mismas, pero las frutas y verduras que provienen de terceros países pueden haber utilizado productos fitosanitarios que estén prohibidos en los países miembro siempre que el alimento que llegue aquí respete los límites máximos de residuos establecidos y que estos fitosanitarios no estén prohibidos en la UE por motivos de salud pública. En otras palabras, es necesario que se cumplan las condiciones para que su consumo sea seguro de acuerdo con los parámetros europeos. Estos límites, apunta Robles, se establecen con «muchísimo margen de seguridad de manera que por mucha cantidad de alimento que comamos no vaya a producir una enfermedad».

Robles concreta y apunta que los fitosanitarios que se pueden usar en la UE se aprueban a través de listas positivas, es decir, «se aprueban los que se pueden usar. A lo mejor hay algunos fitosanitarios que se usan en otros países y aquí no por muchos motivos diferentes, como su eficacia en el cultivo».

En cualquier caso, tal como recuerda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), hay que seguir comiendo frutas y verduras y, a su vez, tomar precauciones para evitar enfermedades. Para protegernos al consumir productos crudos, la organización recomienda lavarlas justo antes de comer y, si lo queremos ingerir crudas y con piel, sumergirlas previamente en agua potable con un poco de lejía –4,5 ml para cada 3 litros de agua– y frotar la piel para eliminar residuos y otros posibles contaminantes.

Para protegernos de la desinformación, si se tienen dudas sobre una alerta sanitaria, se puede comprobar qué se dice al respeto en las redes sociales y en la web de la AESAN.

Este artículo forma parte de un proyecto colaborativo de más de 40 organizaciones liderado por la European Fact-Checking Standards Network para combatir la desinformación sobre las elecciones europeas de 2024. Puedes conocer más a elections24.efcsn.com.