Tres mitos sobre tabaquismo y enfermedades respiratorias
El hábito es más común en hombres que en mujeres, pero cada vez es más habitual entre la población femenina
El hábito es más común en hombres que en mujeres, pero cada vez es más habitual entre la población femenina
¿Qué se ha dicho?
Que el cáncer de pulmón afecta, principalmente, a hombres de edad avanzada; que los cigarrillos electrónicos (vapers) son más seguros que los cigarrillos clásicos; y que dejar de fumar tras muchos años de hábito no reduce los riesgos asociados al tabaquismo.
¿Qué sabemos?
Que el cáncer de pulmón afecta tanto a hombres como a mujeres y que está en aumento en poblaciones más jóvenes; que los vapers también presentan efectos nocivos para la salud; y que dejar de fumar, aunque sea después de muchos años, supone beneficios para la salud y reduce los riesgos asociados al tabaquismo.
Dos de cada diez catalanes de 15 años o más fuma. El hábito es más común en hombres que en mujeres –lo tienen el 25,5% de ellos, frente al 19,8% de ellas–, pero es cada vez más habitual en la población femenina. Los adultos jóvenes, entre 15 y 44 años, son los que más fuman, con una prevalencia del 26,4%. Estos datos se extraen de la Encuesta de Salud de Catalunya (2023), del Programa para la Prevención y el Control del Tabaquismo del Departament de Salut, que constata una tendencia a la baja del hábito entre 1994 y 2017, y una estabilización desde entonces.
El hábito de fumar afecta a la salud en el sentido más amplio, aunque el sistema respiratorio es el más afectado. Sin embargo, hay varios mitos y creencias que rodean el tabaquismo y su impacto sobre la salud. ¡Verificamos tres mitos sobre tabaco y enfermedades respiratorias!
El cáncer de pulmón es solo cosa de hombres mayores
El perfil de paciente de cáncer de pulmón en España es el de un hombre fumador, con edad media de sesenta años y enfermedad avanzada en el momento del diagnóstico, según una investigación hecha por el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP). Esto no quiere decir que la enfermedad afecte solamente a hombres mayores. Uno de cada cuatro diagnósticos corresponde a mujeres (el 27%), y el 6% afecta a menores de cincuenta años, dos grupos en los que la prevalencia aumenta año tras año, según el GECP.
El tabaco es el principal factor de riesgo para desarrollar un cáncer de pulmón, una enfermedad que afectó a 3.793 personas en Catalunya en 2023 y que es de los tipos de cáncer con mayor mortalidad. El tabaquismo, un hábito esencialmente masculino hasta los años 50, se popularizó entre las mujeres a partir de mediados del siglo XX, lo que explica el actual aumento de cáncer de pulmón en la población femenina, ya que los efectos del tabaco pueden tardar años en manifestarse. El consumo en hombres, sin embargo, se ha visto reducido de manera más marcada que el de las mujeres en los últimos diez años en Catalunya y España.
Aun así, hasta el 11,4% de los pacientes con esta patología no habían fumado nunca. Jóvenes y mujeres no fumadores, por ejemplo, son más propensos a desarrollar un tipo de cáncer de pulmón concreto llamado adenocarcinoma. Factores hormonales, genéticos y de exposición ambiental (como la contaminación, de la que hemos hablado aquí), influyen en el riesgo de sufrirlo, especialmente, si hay antecedentes familiares.
Los vapers son menos nocivos que los cigarrillos
La investigación científica aporta resultados contradictorios sobre los vapers —o cigarrillos electrónicos—, hasta el punto que ni siquiera las agencias de salud de distintos países se ponen de acuerdo. En el caso de Reino Unido, por ejemplo, asegura en una revisión de la evidencia de 2022 que “‘vapear’ supone una pequeña fracción de los riesgos para la salud si se compara con fumar”. El departamento de salud británico cifra la reducción de los efectos en “al menos un 95%”, una estimación que, para el Ministerio de Sanidad español, “es insostenible con las evidencias actuales”.
La Oficina de Salud británica recomienda a los fumadores utilizar cigarrillos electrónicos para dejar de fumar, mientras que para la entidad española “es imposible” hacer este dictamen, ya que la evidencia es dudosa en este sentido. Ambas administraciones coinciden, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) pone énfasis en el hecho de que los vapers son perjudiciales para la salud. Además de la nicotina, adictiva y presente en muchos de ellos, los gases que emiten contienen más de 250 sustancias químicas.
Un documento de consenso de 2018 aseguraba que, bajo un uso normal, los cigarrillos electrónicos exponen al usuario a menos tóxicos que el tabaco. Sin embargo, también apuntaba que los efectos a largo plazo sobre la salud de estos dispositivos es desconocido y que, por tanto, la comparación entre vapers y cigarrillos convencionales debe hacerse con cuidado. Otra de las conclusiones del trabajo es que el consumo de dispositivos electrónicos es una puerta de entrada al tabaquismo, que registra una tendencia decreciente en España desde 1987. Casi la mitad de los adolescentes españoles de entre 14 y 18 años ha fumado vapers en alguna ocasión.
Dejar de fumar después de muchos años de haber empezado el hábito, no reduce los riesgos asociados al tabaquismo
El tabaco es uno de los factores de riesgo más importantes para la salud, como efectos perjudiciales acumulativos que afectan varios órganos y sistemas del cuerpo. Las personas que fuman, se exponen —desde el primer cigarrillo— de forma continua al humo del tabaco, lo que incrementa significativamente el riesgo de sufrir varias enfermedades graves, como enfermedades respiratorias, infarto de miocardio, tromboembolismos, varios cánceres e, incluso, la muerte.
Dejar de fumar implica dejar de atacar constantemente el sistema respiratorio con un agente externo irritante como el humo del tabaco, explica en conversación con Verificat Sergi Pascual, neumólogo del Hospital del Mar. “Dejar de fumar tiene un efecto positivo inmediato, ya que se reducen las infecciones pulmonares y el riesgo de sufrirlas más a menudo».
Los efectos perjudiciales no desaparecen instantáneamente al dejar de fumar, sino que se van reduciendo a medida que pasa tiempo sin consumir tabaco. Así lo han demostrado varias investigaciones que han analizado millones de personas. Frenar el hábito siempre aporta beneficios para la salud y, cuanto antes, mejor. En el caso de las enfermedades respiratorias, dejar el tabaco reduce el riesgo de sufrir MPOC, cáncer e infecciones de repetición; permite recuperar parte de la función pulmonar y disminuye síntomas como la tos, los mocos o las sibilancias.
Estudios recientes como este, en el que se han analizado hasta 1,48 millones de personas, confirman que dejar de fumar aporta un aumento de la supervivencia y una disminución en, aproximadamente, un 60% del riesgo de mortalidad en todos los individuos, sobre todo si se deja de fumar antes de los cuarenta años.
Este artículo forma parte de una colaboración entre Verificat y La Marató de 3Cat, este año dedicada a las enfermedades respiratorias y que se celebrará el 15 de diciembre para recoger fondos con finalidades benéficas.