Es irrelevante que el radar de Valencia funcionara o no el 25 de octubre, cuatro días antes de la DANA

El radar estuvo encendido ininterrumpidamente durante todo el transcurso de las tormentas

El radar estuvo encendido ininterrumpidamente durante todo el transcurso de las tormentas

Imatge d'un radar meteorològic
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¿Qué se ha dicho?

Que el radar de Valencia estaba averiado el 25 de octubre.

¿Qué sabemos?

Aemet no ha confirmado si lo estaba o no, pero este hecho es irrelevante para el pronóstico de la DANA. La función del radar es el seguimiento de fenómenos activos, y estuvo funcionando durante todo el episodio

Aemet no ha confirmat si ho estava o no, però aquest fet és irrellevant pel pronòstic de la DANA. El radar té una funció de seguiment de fenòmens actius, i va estar funcionant durant tot l’episodi.

Varias publicaciones en redes sociales aseguran que el radar que tiene instalado la entidad en la provincia de València no funcionaba el viernes 25 de octubre, cuatro días antes de que impactara la DANA. El mensaje más antiguo que hablaba de la avería del radar es un video con más de 300.000 visualizaciones publicado aquel mismo día. Los mensajes más recientes la vinculan con una supuesta carencia de información sobre el pronóstico y el seguimiento del temporal –que, en fecha de esta publicación, ha dejado 202 muertos en España, según el último recuento–.

En realidad, sin embargo, el radar cumplió las tareas de seguimiento y pronóstico inmediato (a menos de dos horas vista) durante el episodio, porque funcionó ininterrumpidamente desde el lunes 28 de octubre, según compartió la misma Aemet a través de su cuenta de X (antes Twitter). Además, la página de la Agencia, archivada el mediodía del día 30, muestra cómo el radar funcionó las 24 horas anteriores.

Aemet no ha confirmado a Verificat si el radar estuvo desactivado entre el 25 y el 28 de octubre, pero el hecho de que funcionara o no, no afecta el pronóstico de la DANA, porque las medidas que toma este instrumento no se emplean a tal efecto. Los radares solo se usan para el seguimiento de fenómenos activos y en la predicción meteorológica a muy corto plazo, es decir, aquella que se hace a menos de dos horas vista. Así lo indica la versión más reciente, actualizada en 2017, de la Guía de Instrumentos y Métodos de Observación Meteorológicos elaborada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM): “El objetivo principal de los radares meteorológicos es detectar la precipitación y los fenómenos meteorológicos asociados”.

El documento enumera y describe con detalle todas las funciones de estos dispositivos (página 845): la vigilancia de sistemas meteorológicos, la detección, seguimiento y aviso de fenómenos extremos, la predicción inmediata (a menos de dos horas), la estimación de la precipitación, el viento y la humedad, y la preparación de modelos de predicción del tiempo (en algunos casos estos datos pueden alimentar las simulaciones a corto plazo, para pronósticos de menos de 48 horas). La previsión meteorológica no inmediata no es una función de estos instrumentos.

La predicción de la Aemet, que se hizo a partir de simulaciones elaboradas por modelos meteorológicos que emplean esencialmente datos de los satélites, ya sugería el desarrollo de la DANA jueves 24 de octubre, cinco días antes del episodio. La Agencia hizo un seguimiento con notas informativas los días posteriores (viernes y sábado), y emitió avisos especiales y alertas sobre el potencial impacto de la DANA desde el domingo 27 de octubre. Lo explicamos en este artículo.

Leer las nubes

Los radares meteorológicos son antenas capaces de emitir ondas electromagnéticas muy energéticas que, al chocar con las gotas de lluvia, rebotan y vuelven a la antena, tal como explica el capítulo 8 del libro Física del caos en la predicción meteorológica compilado por la Aemet. Calculando el tiempo que pasa entre la emisión de la onda y su vuelta al radar tras rebotar, se puede calcular la distancia hasta aquel objeto. Esto permite “seguir y estudiar la evolución de lluvias o tormentas, así como ‘ver’ la estructura de precipitación de tormentas grandes”, explica la enciclopedia Britannica.

Si a esta capacidad de “leer las nubes” sumamos que la monitorización es prácticamente continua, las lecturas de radar no solo nos permiten ver la severidad de lluvias y tormentas, sino también su avance. En consecuencia, podemos anticipar con cierta garantía hacia donde irán las lluvias más fuertes.