Exponerte al sol de manera repetida no te hará tolerante a las quemaduras

Desmontamos el mito del «callo solar»

Desmontamos el mito del «callo solar»

,

¿Qué se ha dicho?

Que es mejor no ponerse crema solar porque así la piel se acostumbra a protegerse sola.

¿Qué sabemos?

Que el «callo solar» no existe.

Estos días se está hablando mucho en las redes sociales del «callo solar» como una manera de generar tolerancia al sol. Varias publicaciones y videos de Instagram, X, TikTok y YouTube con miles de visualizaciones y reproducciones, recomiendan no emplear crema fotoprotectora para protegerse del sol, porque, aseguran, es mejor entrenar el cuerpo para que la piel se llegue a proteger sola. Esta recomendación se basa en una idea FALSA.

La exposición al sol sin la protección adecuada compuerta graves riesgos para la salud. La radiación ultravioleta (UV) del sol es la principal responsable de los daños a la piel y puede tener consecuencias inmediatas y a largo plazo, como por ejemplo el melanoma maligno, un tipo de cáncer de piel y una de las complicaciones más graves y con más incidencia en la Unión Europea, de acuerdo con el Sistema Europeo de Información sobre el Cáncer. 

Tal como indica Ramzi Saad, dermatólogo miembro de la Academia Norteamericana de Dermatología en esta entrevista a la Skin Cancer Foundation, el “callo solar” o “tolerancia solar” no existe, puesto que no se puede desarrollar tolerancia al sol. Varios expertos también han desmentido la idea años atrás a Verificat.

«Exponer tu cuerpo en el sol de forma que este cree un callo solar natural que te protegerá el verano cuando el sol sea más intenso«

Desmontando la idea del «callo solar»

La idea “de entrenar» la piel para resistir los rayos UV es errónea y peligrosa. La piel no desarrolla una resistencia eficaz a la radiación UV. La melanina, el pigmento que da color a la piel, ofrece cierta protección natural. Ahora bien, como apuntaba a Verificat el año pasado Gonzalo Segurado, dermatólogo de la Unidad de Cáncer de Piel del Grupo Pedro Jaén, solo absorbe una parte de esta radiación y la que no se absorbe “sigue dañando nuestra piel e incrementando el riesgo de cáncer”.

El bronceado es una reacción de protección de nuestro organismo cuando detecta una agresión a la epidermis (la capa más superficial de nuestra piel) producida por los rayos UV, como también señala el Servicio de dermatología del Hospital Clínic. Según este documento, cuando nos ponemos al sol, los melanocitos fabrican melanina, un pigmento que da color a nuestra piel, ojos y cabellos para generar una barrera más oscura que dificulte el paso del sol

Cuando la melanina se acumula, provoca un oscurecimiento del tono de la piel que comporta riesgos desde el primer momento, pero especialmente cuando la piel se quema, como ya hemos explicado anteriormente.

Un factor de riesgo que podemos evitar

Una de las consecuencias más comunes de la exposición solar sin protección es la quemadura solar, es decir, cuando la piel recibe más radiación UV de la que puede soportar, provocando enrojecimiento, dolor, hinchazón y, en casos más graves, ampollas. Además de ser dolorosas, las quemaduras solares aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de piel a largo plazo, como han demostrado diversos metaanálisis.

La piel tiene memoria del daño que haya podido sufrir, tal como afirma Anna López, dermatóloga del hospital de Sant Pau, en este video. Por eso, es tan importante evitar las quemaduras solares con medidas de protección, como emplear una crema solar adecuada según nuestro fototipo de piel (una clasificación creada para saber la resistencia basal a los rayos UV), evitar las horas centrales de exposición solar o protegernos del sol con prendas de ropa como gorras o sombreros. 

El responsable de la Unidad de Melanoma y Lesiones Pigmentarias del Hospital Germans Trias y Pujol de Barcelona, Aram Boada, explicó a Verificat que lo más importante no es explicar cómo tratar las quemaduras, sino evitarlas: “Lo que tenemos que hacer es que no se produzcan”, puesto que “las quemaduras solares […] son el factor de riesgo modificable más importante para el desarrollo del melanoma, que es el cáncer de piel más agresivo”. 

El experto señala que el melanoma se relaciona, sobre todo, “con gente que ha hecho exposiciones solares intensas intermitentes”, es decir, con personas que han sufrido quemaduras solares.

El riesgo varía con el color de piel

El melanoma es el sexto cáncer más frecuente en la Unión Europea, y una de las causas más frecuentes de muerte por esta enfermedad. De hecho, se lo considera el cáncer de piel más peligroso, y se detectaron unos 100.000 casos nuevos en 2020 dentro de la UE, tal como refleja este informe del Sistema Europeo de Información del Cáncer (ECIS, por las siglas en inglés). En Cataluña, según datos del CatSalut, durante el periodo 2019-2023 fue el 12.º cáncer en términos de casos diagnosticados. 

La incidencia del melanoma cambia con la geografía: es más elevada en países escandinavos, tanto por su fototipo mayoritario como por la cantidad de radiación que reciben. En cambio, la mortalidad de todos los países de la UE es mucho más estable y varía solo ligeramente. 

El color de piel también es algo a tener en cuenta. Las personas con un tono más oscuro tienen menos probabilidades de sufrir cáncer de piel, pero es mucho más probable que este sea mortal a causa del retraso en la detección o la presentación, según apunta un artículo publicado en 2016. Coincide otro estudio del mismo año, que añade que “se necesita más énfasis para la criba y la concienciación del melanoma en poblaciones no blancas para mejorar los resultados de supervivencia”.