‘Burpees’ a cambio de éxito: la cultura sectaria escondida tras el influencer Llados
Amadeo Lladós, conocido principalmente por su filosofía de autoayuda destinada a hombres jóvenes, generalmente en situaciones económicamente precarias. Llados presenta su vida como el ejemplo ideal y promete que todo el que lo desee puede ser como él.
Amadeo Lladós, conocido principalmente por su filosofía de autoayuda destinada a hombres jóvenes, generalmente en situaciones económicamente precarias. Llados presenta su vida como el ejemplo ideal y promete que todo el que lo desee puede ser como él.
Hace poco más de una semana, un vídeo con decenas de jóvenes haciendo burpees se viralizaba en redes sociales. Las imágenes mostraban el momento álgido de una charla del polémico influencer Amadeo Lladós, conocido principalmente por su filosofía de autoayuda destinada a hombres jóvenes, generalmente en situaciones económicamente precarias. Llados presenta su vida como el ejemplo ideal y promete que todo el que lo desee puede ser como él. Como ocurre con la manosfera, el método de Llados se basa en establecer un vínculo afectivo entre usuarios y construir una comunidad con él en el centro.
La figura de Llados imita lo que ya han hecho tantas otras personalidades de internet antes que él. Quizás el ejemplo más conocido es el de Andrew Tate —detenido en el marco de una investigación de un delito trata de personas y violación—, que cuenta la misma historia que Llados: un hombre joven de orígenes humildes que un día decide darle la vuelta a su vida y consigue convertirse en millonario. Los vídeos apelan a jóvenes en la misma situación. Según la lógica que predica Llados —como Tate—, si escuchas lo que tiene que decir, tú también podrás conseguir el mismo sueño.
Al igual que la Hustlers University de Tate, Llados replica una retórica antiacadémica y ofrece una formación para “escapar del sistema”. Diferentes medios de comunicación y creadores de contenido han hablado del modelo de negocio de Llados que recuerda peligrosamente al de una estafa piramidal. Llados responde a estas críticas diciendo que la diferencia entre estafar y ayudar a alguien es la intención.
Más allá de lo que implica ser estafado, el problema de ese tipo de contenido es que va más allá del dinero. Es la glorificación de un estilo de vida definido por el prestigio que otorga el lujo y la reproducción de valores asociados a la hipermasculinidad que representa Llados.
Llados y su particular, casi caricaturesca, modo de hablar han sido ridiculizados por creadores, medios de comunicación y usuarios en las redes sociales. Sin embargo, no debemos minimizar el alcance de las ideas que comparte. Muchos jóvenes —en especial chicos, a menudo menores de edad— aceptan y reproducen su discurso.
La humillación como estrategia publicitaria
Un adolescente inseguro, sin mucha experiencia, impresionable y sin medios económicos, es el objetivo perfecto. Llados no únicamente explota las ilusiones de una vida “mejor” sino que presenta un modelo de masculinidad claro y poderoso especialmente efectivo entre los más jóvenes que —como es natural en la adolescencia— quizá se sientan incómodos en su cuerpo y confusos por lo que se espera de ellos.
El discurso de Llados es simplista, los argumentos son circulares y el contenido es un refrito de las mismas escenas e ideas una y otra vez: relojes caros, el Lamborghini, burpees, levantarse a las 4 de la mañana… Llados ofrece instrucciones simples y frases estrella en formatos fácilmente digeribles y reproducibles, todo envuelto con la promesa de conseguir una vida como la suya.
Se forma una cultura sectaria de nosotros vs. el mundo, Llados (y aquellos que le apoyan) contra la Matrix, una mentalidad social que lo contamina todo (idea que defiende Llados, pero que es muy habitual en contenido con matices conspiranoicos, y transversal a temáticas tan diversas como la nutrición). La ambigüedad del concepto Matrix permite a Llados aplicarlo con distensión, adaptar los parámetros para designar al “enemigo” de turno. Así pues, uno por uno, el método aleja al usuario de la familia, de las amistades, de la escuela y desautoriza cualquier preocupación que estos puedan expresar. Todo para conseguir la realidad prometida: coches, dinero, mujeres y, en el centro del método, un cuerpo perfecto, del que no te avergüences.
La vergüenza es un motor eficaz en las redes —y mucho antes como estrategia publicitaria de determinados productos— y Llados logra explotar las inseguridades de sus seguidores para convertirlos en clientes. Humillar a los “mileuristas”, la gente gorda, los adictos y los pobres de espíritu atrapados en la Matrix sirve para llegar a un estado de autorrealización que, si bien frágil, puede ser un consuelo para todas aquellas cosas que no se pueden controlar. Llados “ha triunfado” en la vida y el resto del mundo sigue fallando.
Convertirse en seguidores y clientes de Llados ofrece a los jóvenes una forma de canalizar sus inseguridades. Pasan a formar parte del grupo de escogidos y esa sensación de falsa superioridad permite desplazar la vergüenza de tu cuerpo al de otros, a los de fuera. Humillar a los plebeyos (como llaman Llados y su comunidad a todo el mundo que no forme parte del club) no solo está justificado, sino que es necesario porque tal vez así entenderán que, como dice el influencer, si eres pobre es porque quieres.
Este peso de la responsabilidad individual está presente también en los pasos del Tu1millon (la masterclass gratuita que ofrece): el método funciona y si no lo consigues es porque has fallado, no has seguido las normas correctamente. ¿La solución? Repite el curso, paga más, haz más y más repeticiones para convertirte en “aquella persona que admiras y respetas”. Es decir, él.
La estrategia de Llados utiliza muchos recursos del pensamiento conspiranoico: la formación de un grupo de escogidos, la mentalidad de nosotros vs. el resto, términos como la Matrix… Desde Desfake —el proyecto educativo de Verificat— hemos preparado recursos para entender el peligro que suponen las teorías de la conspiración, reconocer los rasgos que las caracterizan y cómo refutarlas.
¿Cómo puede actualizar el profesorado? ¿Y la familia? Una confrontación directa puede ser contraproducente porque, tal y como advierte Llados, todo el mundo que contradiga sus ideas se convierte en un impedimento para alcanzar el estilo de vida prometido. No existe una respuesta clara que sirva para todos. Entre las acciones de prevención posibles resulta útil hablar con transparencia de los peligros de estos discursos. El entorno —el equipo docente y la familia— debe garantizar espacios donde los adolescentes puedan expresarse y encontrar un sentido de comunidad. Es necesario crear espacios en el aula y en el centro educativo para trabajar desde una perspectiva socioemocional estos sentimientos de pertenencia y comunidad.