Tres mitos sobre el embarazo
¿Qué se ha dicho? Que durante la lactancia no hay menstruación, las embarazadas tienen que …
¿Qué se ha dicho?
Que durante la lactancia no hay menstruación, las embarazadas tienen que comer el doble y durante el embarazo no se puede hacer nada.
¿Qué sabemos?
Dependiendo del método de lactancia, la ovulación volverá antes o después, las embarazadas no tienen que comer el doble, sino que deben hacerlo adaptándose a sus necesidades, y las embarazadas pueden hacerlo casi todo, pero con algunas restricciones.
Más de 130 millones de mujeres al año dan a luz en todo el mundo, y a lo largo de toda la historia de la humanidad, miles de millones de mujeres han estado embarazadas. Sin embargo, todavía hoy circulan muchos mitos y suposiciones sobre el embarazo.
Aunque las prácticas y las creencias varían mucho entre culturas, el desconocimiento sobre la alimentación, el deporte, las relaciones y, en general, sobre qué puede hacer y qué no una mujer embarazada, sigue generando muchas dudas. Si bien el conocimiento y las prácticas de asistencia al parto han ido evolucionando a lo largo del tiempo, todavía existen incertidumbres en torno a este proceso natural. ¡Te explicamos tres!
“Durante la lactancia no hay menstruación”
Durante el embarazo y, en especial en el período de postparto, el cuerpo produce grandes cantidades de una hormona llamada prolactina. Las funciones principales de esta sustancia, liberada por la hipófisis —una glándula situada en la base del cerebro—, son fomentar el desarrollo mamario y la producción de leche materna, dos cuestiones imprescindibles para poder amamantar al recién nacido. Pero, a la vez, la prolactina también limita la producción de otras hormonas que regulan el ciclo menstrual y, por eso, es habitual escuchar que las mujeres no tienen la menstruación durante la lactancia. Aunque esta creencia tiene una base real, no pasa siempre.
La succión del bebé estimula la producción de prolactina y, en consecuencia, “cuanto mayor sea la frecuencia de succión, mayor es la inhibición de la ovulación” y, por tanto, menos probable es tener la regla, explica la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) en un folleto informativo. Por esta razón, la menstruación aparece antes en las madres que no lactan o combinan la lactancia con la alimentación con biberón, aproximadamente a las cinco o seis semanas posteriores al parto.
En cambio, si se amamanta completamente a demanda (también durante las noches), el regreso del período se puede alargar mucho más, hasta que la mujer deja de dar el pecho durante la noche, o bien hasta que se comienzan a introducir alimentos sólidos en la dieta del bebé. En cualquier caso, la SEGO estima que seis meses después del parto prácticamente todas las mujeres ovulan.
Por otra parte, hay que destacar el hecho de que que no haya menstruación no implica que la lactancia natural sea un método anticonceptivo fiable, tal como especifica la organización, dada la elevada variabilidad que existe en retornar a las ovulaciones. Por eso, la recomendación general para evitar el embarazo es el uso de métodos de barrera adicionales, como el preservativo.
“Las embarazadas tienen que comer el doble”
Durante el embarazo aumenta el metabolismo, pero “no es cierto que [las embarazadas] tengan que comer el doble, sino que deben comer adaptándose a sus necesidades”, explica a Verificat Toni Payà, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital del Mar, en Barcelona.
En los meses de gestación “aumenta el consumo calórico y […] sí que se recomienda una ingesta un poco más elevada”, indica el experto, pero este proceso suele ocurrir en la primera parte del embarazo. Después, “la actividad de la mujer disminuye”, apunta, de manera que las calorías extra que gasta el bebé se compensan, en parte, por la inactividad de la madre. Así, el experto recomienda adaptar las necesidades calóricas a la actividad de cada embarazada, la cual irá variando durante el embarazo.
“Más que comer el doble, tienen que comer bien: la dieta debe ser equilibrada”, aclara Payà. Un estudio publicado en 2021 y llevado a cabo por el Hospital Clínic de Barcelona determinó que la dieta mediterránea es saludable y recomendada para las mujeres embarazadas. El patrón alimentario es una medida efectiva para reducir el riesgo de infrapeso en los recién nacidos y otras complicaciones de la gestación que, hasta el momento, no disponen de otros tratamientos.
«Ni sushi, ni sexo, ni rock and roll. Las embarazadas no pueden hacer nada»
La duda de qué pueden y qué no pueden hacer las mujeres embarazadas es quizás una de las más comunes en los meses de gestación. Todo depende de cómo se encuentren y de las recomendaciones médicas, pero ni todo, ni nada: la respuesta está en el término medio.
En cuanto a la comida, las recomendaciones de las entidades tanto alimentarias como sanitarias centran los riesgos en dos agentes patógenos: el protozoo Toxoplasma gondii, que desencadena la toxoplasmosis, y la bacteria Listeria monocytogenes, causante de la listeriosis. Ambos se pueden transmitir al feto en los meses de embarazo, y provocarle problemas graves de salud, incluso la muerte. Aun así, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recuerda que en el estado “los brotes declarados de las principales enfermedades transmitidas por alimentos en este grupo de población son escasos”.
Para evitarlas, la recomendación general de las diferentes entidades es no comer alimentos crudos —ni carne, ni pescado, ni huevos, ni lácteos no pasteurizados, ni salsas hechas a partir de estos productos—, mantener un buen nivel de higiene en la cocina y dentro de la nevera, y limpiar a fondo los vegetales que pensamos consumir sin cocinar.
Además, se debe evitar el consumo de alcohol y moderar la ingesta de cafeína y sal. En caso de comer algún alimento precocinado (o los restos de la comida del día anterior), este se debe calentar bien para eliminar las posibles colonias de Listeria monocytogenes. La AESAN también propone evitar el consumo de carnes curadas, como algunos embutidos, excepto si la embarazada ya está inmunizada contra la toxoplasmosis, aunque diversas investigaciones han determinado que los procesos de curación largos inactivan a estos protozoos, y quizás solo en estos casos sí que podría consumirse el alimento crudo sin riesgo.
Toxoplasma gondii tiene además otra forma de infectar a las personas: a través de los excrementos de los gatos. Es por ello que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que durante la época de gestación los gatos no salgan ni entren de casa, y no coman carne cruda. Y, por si acaso, “siempre recomiendan que no les cambie la arena la embarazada, que lo haga otra persona”, añade el experto del Hospital del Mar.
Pero más allá de estas líneas rojas, las entidades coinciden en recomendar que el mejor patrón alimentario es seguir una dieta saludable basada en vegetales, un consumo regular de pescado (entre 3 y 4 veces por semana) y una buena hidratación. Esta pauta, acompañada de un ejercicio “que no sea de impacto ni de riesgo” como la natación, apunta Payà, contribuye a mantener un embarazo saludable.
Además, “en una situación normal, una embarazada puede tener una vida sexual completa y sana en cualquier fase del embarazo”, apunta el experto. La excepción son casos puntuales en los que están contraindicadas, como cuando hay placenta previa, sangrados, amenazas de aborto o riesgo de parto prematuro.