Tres mitos sobre la menopausia
¿Qué se ha dicho? Que los sofocos son el primer anuncio inequívoco de la menopausia, …
¿Qué se ha dicho?
Que los sofocos son el primer anuncio inequívoco de la menopausia, que las mujeres no pueden quedarse embarazadas durante la perimenopausia y que la menopausia, además de causar síntomas ampliamente conocidos, también provoca otros que no se ven.
¿Qué sabemos?
Si bien los sofocos son uno de los síntomas más comunes de la menopausia, esto no quiere decir que afecten a toda la población femenina que llega a esta etapa, aunque la probabilidad es más baja, las mujeres sí pueden quedarse embarazadas durante la perimenopausia, y hay descritos más de sesenta síntomas que podrían ser atribuidos a la menopausia.
La menopausia es el momento que marca el final del período reproductivo de las mujeres, y se produce porque los ovarios dejan de liberar óvulos y los niveles en sangre de estrógenos y progesterona, las hormonas sexuales femeninas, disminuyen. Se considera que una mujer tiene la menopausia cuando hace un año entero que no tiene la menstruación, —aproximadamente entre los 45 y 55 años—, y esto no puede explicarse por ninguna otra causa fisiológica ni por ninguna intervención clínica. A partir de entonces, entra en la etapa posmenopáusica. El camino hasta ese momento, llamado perimenopausia, suele empezar unos cuatro años antes, pero esto también es variable: en algunas mujeres es mucho más breve, de meses, y en otras se alarga más de 10 años.
A pesar de ser un proceso natural por el que las mujeres acaban pasando tarde o temprano, la comunidad científica todavía no ha averiguado los procesos fisiológicos que conducen a la pérdida irreversible de fertilidad. Este desconocimiento, que impacta de forma directa en cómo los especialistas tratan a las mujeres que sufren síntomas fruto del climaterio (o transición menopáusica), refleja la estigmatización y el tabú con el que la sociedad ve la menopausia, reconocido tanto por investigaciones científicas como por estamentos políticos.
Esta falta de conocimiento ha dado lugar a numerosos mitos que enturbian su percepción social. ¡Desmentimos tres!
«Los sofocos son el primer síntoma inequívoco de la menopausia»
Los sofocos son uno de los síntomas más frecuentes entre las mujeres que se acercan o han pasado la menopausia: los sufren entre el 50 y el 80% de las mujeres en las sociedades occidentales. Pero esto no quiere decir que afecten a toda la población femenina que llega a estas edades, aunque sean un síntoma inequívoco de la transición. La mayoría de las mujeres sufre sofocos años antes de que se le agote la reserva ovárica y otras nunca los experimentan.
Para las que los padecen, las opciones de tratamiento varían en función de la frecuencia e intensidad de los sofocos. Mientras algunas mujeres tienen dos al día y de baja intensidad, en otras puede ser una condición que afecte a su calidad de vida, tanto por frecuencia (con más de 20 sofocos diarios) como por intensidad. Para los casos más ligeros, los expertos proponen realizar cambios en el estilo de vida, como limitar el consumo de alcohol, cafeína y picante, dejar de fumar y mantener un peso saludable; para los más incapacitantes, el tratamiento recomendado —además de las acciones anteriores— suele ser la terapia hormonal sustitutiva.
Más allá de la menopausia, una de cada tres mujeres embarazadas o en posparto sufren sofocos. Estos síntomas vasomotores también pueden deberse a ciertos problemas médicos como el hipertiroidismo, otras enfermedades hormonales, o algunos cánceres, entre otros. También puede ser un efecto secundario de algunos tratamientos para el cáncer de mama (como el tamoxifeno), la osteoporosis (como el raloxifeno) o la depresión, entre otros.
«Las mujeres no pueden quedarse embarazadas durante la perimenopausia«
La perimenopausia es la etapa que lleva a la mujer fértil a la ausencia de ovulación. Durante esta transición, que dura una media de cuatro años, pero puede alargarse más de 10, cambian tanto los niveles hormonales de las mujeres como la duración de los ciclos menstruales. Aunque la tendencia siempre es hacia una disminución de las hormonas sexuales femeninas, y hacia la ausencia de ovulación, en medio se pueden producir ciclos en los que los niveles hormonales y la frecuencia menstrual aumentan.
Durante los años de perimenopausia, la función del ovario y la fertilidad de la mujer comienzan a disminuir, explica a Verificat Elisa Llurba, directora del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en Barcelona, pero «eso no quiere decir necesariamente que un embarazo no sea posible», puntualiza. El embarazo es posible, aunque la probabilidad es menor que en los años previos, y disminuye a medida que avanza esta época de transición. A partir de los 45 años, el 87% de las mujeres que practican sexo sin protección durante 12 meses no permanecen embarazadas, según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
Los partos son aún más escasos, debido a la alta probabilidad de abortos espontáneos, que es superior al 50% a partir de los 45 años. De hecho, los embarazos en edad avanzada conllevan más riesgos tanto para la madre como para el bebé, tal como explicamos aquí. La mujer presenta mayores probabilidades de tener diabetis mellitus y una presión arterial elevada durante el embarazo, existen más partos prematuros y el riesgo de anomalías genéticas —como las afecciones cromosómicas— en el recién nacido es mayor.
¿Cuáles son los síntomas no tan conocidos de la menopausia?
«Se han descrito hasta 60 síntomas que pueden ser atribuibles a la menopausia, muchos de ellos inespecíficos», detalla Llurba. Los más comunes, describe la ginecóloga, son los ya mencionados sofocos, la alteración del estado de ánimo, la disminución de la líbido, la sequedad vaginal, los trastornos del sueño o las infecciones de orina de repetición. «Cuando te encuentras con una mujer que presenta varios de estos síntomas, está en la edad y no tiene la regla, la causa número uno es la falta de estrógenos debida a la menopausia», explica.
Esta sintomatología más conocida puede venir acompañada de dolores de articulaciones y musculares, dolor de cabeza, falta de concentración, alteraciones intestinales y de la piel, entre otros. «Después está todo lo que no se ve», apunta la experta, como el aumento de la presión arterial y el incremento del riesgo de diabetes, problemas cardiovasculares, fractura ósea y enfermedades neurocognitivas.
En este contexto, “decir que [la menopausia] es un proceso natural que debemos aguantar” es “el mito más relevante”, sintetiza Llurba. Una revisión sistemática publicada recientemente de más de 70 años de estudios sobre la menopausia concluyó que más del 85% de las mujeres con síntomas no reciben tratamiento para aliviarlos, aunque existen herramientas como la terapia hormonal sustitutiva, que consiste en administrar estrógenos y progesterona, y otras opciones no hormonales.
El artículo concluye que es necesaria más investigación que permita conocer mejor la fisiología, ampliar las opciones de tratamiento y proporcionar tratamiento individualizado, para que la menopausia sea “un acontecimiento biológico natural, no exima del uso de intervenciones para aliviar los síntomas”.