Las lámparas de sal no tienen ningún beneficio demostrado para la salud
No hay evidencia científica de que estas lámparas puedan emitir iones negativos
¿Qué se ha dicho?
Que las lámparas de sal emiten iones negativos que neutralizan los iones positivos emitidos por los equipos eléctricos que tenemos en casa.
¿Qué sabemos?
No se ha demostrado ni que las lámparas emitan iones negativos en el aire, ni que los equipos eléctricos emitan positivos. Además, no existe evidencia sólida de que los iones, ya sean positivos o negativos, puedan tener efectos beneficiosos ni perjudiciales para nuestra salud.
Tanto la marca Natura como numerosos otros comercios online venden lámparas de sal que, más allá de presentarse como un elemento decorativo, también ofrecen supuestos beneficios para la salud y el bienestar. El reclamo asegura que estas lámparas fabricadas con "sal del Himalaya" emiten "iones negativos" que permiten "neutralizar los iones positivos" supuestamente emitidos por los equipos eléctricos de los hogares.
Es FALSO. No hay evidencia científica de que estas lámparas puedan emitir iones negativos en el aire y tampoco es cierto que los equipos eléctricos y electrónicos emitan positivos. De hecho, tampoco existen pruebas de que los iones, tanto positivos como negativos, tengan efectos beneficiosos o nocivos para la salud.
"La lámpara de sal […] emite iones negativos que permiten neutralizar los iones positivos que emiten los equipos eléctricos y electrónicos, así como otras sustancias que existen en el aire que respiramos"
Verificat se ha puesto en contacto con el gabinete de comunicación de Natura para preguntar el origen de las afirmaciones, pero en el momento de publicar este artículo, la cadena de tiendas no había dado respuesta. La aseveración de que las lámparas de sal emiten iones negativos —átomos con carga eléctrica negativa— aparece en un artículo del 2010 no revisado por pares publicado en la revista Pakistán Journal of Molecular Biology, que es la única referencia que ha encontrado Verificat en la literatura científica sobre los supuestos beneficios de este producto. Según la publicación, la lámpara de sal atraería moléculas de agua del aire (es decir, la humedad) sobre su superficie, formando una solución que, con el calor de la lámpara, crearía iones negativos.
Ahora bien, en el documento, “la explicación de la formación de los iones negativos no está referenciada y, por tanto, es una simple opinión. No aportan ningún dato experimental que [demuestre que los iones] se generen”, rebate en un correo electrónico a Verificat Alfons Polo, doctor en Ciencias Químicas de la Universidad de Girona (UdG). La capacidad de estas lámparas "para generar iones negativos en el aire no está soportada científicamente", sentencia.
El experto apunta que "la explicación de la disolución de la sal no tiene mucho sentido" dado que, en caso de que se produjera un proceso se describe en el artículo, en realidad se formarían dos iones en solución, "uno positivo (el sodio, Na+ acuoso) y uno negativo (el cloro, Cl- acuoso)”. Por consiguiente, indica Polo, o bien "se liberarían los dos en el aire" -y no solo los negativos, como asegura el anuncio-, o bien los positivos se acumularían en la superficie de la lámpara, acumulando una carga electrostática —como la que se produce cuando frotamos un globo con una camiseta— que debería observarse. Otra opción es que la sal se convirtiera en sosa cáustica, como consecuencia de una reacción química. "Todo, mucho más que improbable", sentencia el experto.
"No vimos nada" al intentar medir los iones emitidos por una lámpara de sal en el laboratorio, explicó en 2016 Jack Beauchamp, un químico de la Universidad de Caltech especialista en el estudio de iones y moléculas en estado gaseoso a Snopes, una página de verificación estadounidense miembro de la International Fact-Checking Network (IFCN) que ya desmintió los supuestos beneficios de las lámparas de sal en esa ocasión.
Los equipos electrónicos no generan iones positivos
La idea de que los equipos electrónicos de casa pueden emitir iones positivos no es correcta porque tales aparatos, como el Wi-Fi, el televisor o el horno microondas, carecen de esta capacidad. Por el contrario, funcionan emitiendo, precisamente, radiación no ionizante, es decir, ondas electromagnéticas que no tienen suficiente energía para arrancar electrones de los materiales y, por tanto, ionizar átomos.
"Es una radiación poco energética y muy poco intensa de la que no hay evidencias de que, en los niveles habituales, tenga efectos negativos sobre la salud", asegura en un correo electrónico a Verificat Alberto Nájera, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) del Colegio Oficial de Telecomunicaciones (COT).
El experto, que apunta que otros electrodomésticos como la nevera o el horno "pueden producir campos electromagnéticos de muy baja frecuencia", tampoco ionizantes, cita la Comisión Internacional de Protección de Radiación No-Ionizante (ICNIRP), que establece los límites de seguridad emisiones que deben cumplir electrodomésticos y aparatos como el móvil.
De hecho, el único efecto confirmado de los campos electromagnéticos empleados en aparatos Wi-Fi o móviles de nuestro entorno es el calentamiento de los tejidos, que no es consecuencia de la emisión de ningún tipo de iones, sino de la interacción de estos campos con la materia. A muy altos niveles de exposición, podrían llegar a calentar partes del cuerpo humano. Ahora bien, este efecto es despreciable a la potencia a la que funcionan el Wi-Fi, el microondas o el teléfono, según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su página web. Es decir, que los campos electromagnéticos que generan los aparatos que tenemos en casa ni emiten iones positivos ni tienen efectos demostrados sobre la salud, como también se ha explicado en este artículo.
Los iones en el aire y la salud
Las lámparas de sal se comercializan como supuestos ionizadores de aire naturales, presentándose como alternativa a los aparatos electrónicos. Estos se utilizan para eliminar aerosoles (partículas sólidas o líquidas que viajan por el aire), pero que no deben confundirse con los purificadores de aire que se usan mayoritariamente en los hospitales para reducir la transmisión de patógenos, y que cuentan con una efectividad demostrada basada en filtros particulados y luz ultravioleta germicida.
“Estos ionizadores emiten cargas negativas que se adhieren a estas partículas [los aerosoles] cargándolas negativamente, y terminan depositándose sobre el suelo o las paredes por atracción electroestática o simplemente por deposición”, explica Alfons Polo, químico de la UdG, adjuntando un artículo que refleja esta evidencia.
Ahora bien, la literatura científica sólida respecto a los ionizadores se limita a tal efecto en la calidad del aire. "No hay evidencias rotundas" de que los iones negativos mejoren los problemas psicológicos o aumenten la productividad ni el bienestar general, tal y como "se reclama comercialmente en muchos lugares", advierte el experto.
Dos revisiones sistemáticas al respecto publicadas en 2018, una en la International Journal of Molecular Science, y otra sobre ensayos en ratones de Biomedical engineering online, replican la observación del químico de la UdG, y descartan, por tanto, que se hayan demostrado efectos beneficiosos de los iones negativos a nivel psicológico. Una tercera, compartida en 2013 tras revisar los estudios publicados en los últimos 80 años, señaló que "la exposición a iones positivos o negativos en el aire no parece jugar un papel apreciable en la función respiratoria" de las personas.